Desde que el autoconsumo se ha instalado como una alternativa de ahorro para familias y empresas, surgen dudas sobre las partes, las ventajas y el funcionamiento de este tipo de instalaciones. En este artículo, encontrará todas las respuestas.
Estamos ante un crecimiento sin precedentes de las instalaciones fotovoltaicas para el autoconsumo. A pesar de la pandemia y la crisis, según los datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), en el 2020 en España se instalaron 596 MW de nueva potencia fotovoltaica en instalaciones de autoconsumo. El incremento anual sería del 30%.
Cada vez más personas apuestan a este tipo de energía y el gobierno invierte en instalaciones que proliferan en el territorio de todas las comunidades. Ya no son solo las industrias o el comercio: el sector doméstico también se suma a la tendencia.
No se trata únicamente de la incorporación de tecnología, sino de un verdadero cambio de paradigma y, como tal, implica desconocimiento de algunas cuestiones propias de su funcionamiento. Para resolver las dudas más comunes, hemos consultado a Geesol Renovables, una empresa de instalaciones fotovoltaicas con más de 1.000 proyectos de instalaciones fotovoltaicas realizados en toda Andalucía.
Tabla de contenidos
1. ¿Cuáles son las partes de una instalación fotovoltaica?
Aunque sus componentes reúnen lo más avanzado en tecnología, el funcionamiento de estas instalaciones es fácil de explicar: las placas capturan la luz del sol y la convierten en energía eléctrica para que pueda ser utilizada en ese momento. Las partes básicas para realizar este proceso son los paneles fotovoltaicos, el regulador de carga, el inversor, la batería y los soportes.
Los paneles se conforman de células de silicio interconectadas entre sí y son el componente principal. “La configuración de nuestra instalación de paneles fotovoltaicos variará según nuestra demanda de energía, espacio y presupuesto disponible. Para saber qué tipo de módulos nos conviene instalar, es recomendable acudir a una empresa especialista que nos asesore según nuestras necesidades y circunstancias”, explican los responsables de Geesol.
El regulador de carga es el que se encarga de administrar la energía con eficiencia y controlar el estado de carga de las baterías, mientras que la función del inversor es convertir la corriente continua, de los paneles o la batería, en corriente alterna. Básicamente, este último componente es el que permite que la energía pueda ser utilizada por los equipos eléctricos del edificio o vivienda.
El componente encargado de almacenar la energía producida por las placas durante el día para ser utilizada posteriormente es la batería. “Gracias a la energía almacenada las baterías, queda asegurada la continuidad del suministro eléctrico en caso de cortes o periodos de luz solar insuficiente”, puntualizan los especialistas.
Por último, los soportes son esas estructuras que sujetan y mantienen en una posición fija a los paneles solares.
2. ¿Qué tipos de instalaciones para autoconsumo hay actualmente?
Cuando hablamos de autoconsumo, nos referimos a dos tipos de soluciones: Directo y con batería.
El primero se da cuando la energía es consumida en el mismo momento de su generación y puede ser muy útil para industrias o comercios con actividad exclusiva diurna. Pero lo más común es el autoconsumo con batería que, tal y como explicamos en el punto anterior, permite almacenar la energía para consumirla cuando no hay luz solar.
A su vez, el autoconsumo puede estar conectado a red o aislado. En el primer caso, “también tiene acceso a la red eléctrica general (suelen ser aquellas viviendas situadas dentro de una población), mientras que las instalaciones aisladas son aquellas que no tienen ningún tipo de contacto físico con la red eléctrica (habitualmente están localizadas en zonas rurales o agrícolas)”, puntualizan desde Geesol.
3. ¿De cuánto ahorro estamos hablando?
Cuantificar el ahorro es complicado teniendo en cuenta que responde a una buena cantidad de factores y a la cantidad habitual de consumo energético en esa vivienda o empresa.
En general, “se consiguen ahorros de entre un 40% y un 80%”, por lo que la inversión puede amortizarse en 4 o 5 años para una empresa y en 6 o 7 años para viviendas particulares. Cada caso debe valorarse en forma particular, pero estas estimaciones responden a pautas generales.
4. ¿Qué ocurre si se consume menos energía de la que se genera?
Una de las leyes básicas de la física dice que la energía nunca se pierde, sino que se transforma. Cuando hablamos de autoconsumo regulado, esa energía sobrante se transforma en dinero gracias a la “Compensación de excedentes”.
Esto cosiste en que cuando una instalación fotovoltaica genera más de lo que consume, lo cual es muy frecuente, esa producción puede quedar almacenada en batería para su uso posterior o bien vertirse a la red eléctrica, con el consecuente beneficio económico.
De acuerdo a la nueva normativa, lo vertido a la red se compensa a 0,05 [€/kWh], aproximadamente.
5. Además del ahorro económico, ¿qué otros beneficios tiene una instalación para el autoconsumo?
El primero es un beneficio medioambiental para todos, ya que la energía solar fotovoltaica es limpia, ecológica y respetuosa con el medio ambiente.
Además, se trata de una solución eficaz para los picos de demanda de energía, los paneles pueden colocarse casi en cualquier sitio sin impacto arquitectónico y se trata de una tecnología cada vez más asequible económicamente.
En pocas palabras, tenemos a nuestra disposición una fuente inagotable de energía, los medios para aprovecharlas y ventajas tanto económicas como medioambientales por hacerlo. Todo está en contactar a las empresas especializadas, solicitar presupuesto y animarse al cambio en beneficio del propio bolsillo y el bienestar de todos.