La exploración espacial desde siempre ha despertado un gran interés en aquellos involucrados, excitados por conocer lugares hasta entonces desconocidos. Gracias a ella, surgieron diferentes avances tecnológicos. Entre los que se encuentran los satélites de observación de la Tierra, con los que observar nuestro planeta a cientos de kilómetros de altura.

Estos datos son usados por militares, meteorólogos, científicos y empresas de diferentes sectores. Dado que los satélites de teleobservación poseen diferentes características, es clave conocer para qué sirve cada opción antes de embarcarse en el uso de esta tecnología.

Tabla de contenidos

¿Qué es exactamente la observación de la Tierra?

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Se denomina observación de la Tierra al proceso de recopilación de información de la superficie terrestre por medio de dispositivos que se encuentran lejos de ella. Típicamente, se habla de satélites, aunque también es posible realizarla con aviones o, incluso, grandes drones.

Por norma general, con las vistas satelitales o aéreas se busca observar objetos de diferentes tamaños. Esto se utiliza en procesos tan diferentes como la evaluación del estado de ciertos ecosistemas, los cambios que se producen a lo largo del tiempo o predecir patrones climáticos.

¿Cómo se obtienen los datos?

Los satélites de observación de la Tierra orbitan a diferentes alturas, por lo que pueden ofrecer información variada. La obtención de datos se realiza por medio de los sensores que los satélites tienen instalados y después se transmiten a las estaciones situadas en la Tierra. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayoría de los satélites no pueden tomar imágenes de satélite de forma continua, debido a limitaciones en los sensores y en la memoria a bordo.

Dado que los satélites pertenecen a diferentes empresas, tanto públicas como privadas, la obtención de estos datos puede o no estar restringida al público en general, así como tener un coste muy diferente.

Tipos de sensores

1. Sensores ópticos

Los sensores ópticos son capaces de tomar imágenes en los rangos visible e infrarrojo. Estos sensores incluyen sistemas pancromáticos y multiespectrales, entre otros. Una de las principales deficiencias de estos sensores es que pertenecen a la categoría de sensores pasivos, es decir, carecen de una fuente de radiación propia y, por tanto, sólo pueden captar imágenes cuando hay luz solar y sin nubes.

Dado que son fáciles de fabricar y desplegar y los datos que obtienen son sencillos de procesar, se entiende su uso tan extendido. Un ejemplo de aplicación de las imágenes de estos sensores es la de determinar la línea de una costa o carretera.

2. Sensores térmicos

Estos sensores miden la cantidad de radiación infrarroja de un objeto. Todos los objetos por encima de -273°C (cero absoluto) emiten radiación infrarroja por sí mismos y, además, reflejan y transmiten parte de la radiación de otros objetos. Cuanto más caliente el objeto, más radiación térmica emite y ésta puede distinguirse incluso de noche, sin luz visible.

Las aplicaciones más comunes están relacionadas con la monitorización de incendios forestales o islas de calor urbanas.

3. Sensores de radar

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Los sensores de radar utilizan un radar de onda continua para detectar objetivos móviles o fijos. Aquellos de baja frecuencia pueden ver muy bien objetos de alto dieléctrico, como coches o trenes; mientras que los de alta frecuencia pueden ver una gama más amplia de objetos. Estos sensores se usan para coordinar equipos móviles y evitar colisiones.

4. Sensores Lidar

El Lidar puede medir con precisión la distancia al objeto y su estado emitiendo luz visible y del infrarrojo cercano, midiendo la intensidad y el tiempo que tarda en reflejarse en el objeto y el cambio de la longitud de onda.

El potencial de estos datos

La tecnología espacial se usa para monitorizar continuamente la Tierra y tiene muchas aplicaciones, demostrando ser de gran valor para la sociedad. Monitorización del clima y predicción meteorológica, operaciones de rescate, control y seguimiento de los recursos naturales o monitorización del campo y los bosques son algunos de esos usos.

El uso combinado con los sistemas de información geográfica (SIG) ha servido para aumentar el conocimiento exhaustivo del territorio e identificar y cartografiarlo. Gracias a la cada vez más alta resolución, la integración con diferentes tipos de sistemas y su coste más contenido, la teledetección ganará protagonismo en ámbitos como sistemas de alerta, servicios de desarrollo urbano, gestión de minas al aire libre o predicción y detección de riesgos.

Usos en la agricultura

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Las imágenes de satélite tienen 2 usos principales. Por un lado, ver a vista de pájaro el campo. Y, por el otro, sirven de base para el uso de índices de vegetación. El más común es el índice NDVI, usado para evaluar el nivel de verdor de las plantas. El análisis espectral, que se basa en este índice, permite advertir problemas del proceso de vegetación relacionados con la falta de agua, la presencia de enfermedades y otros factores negativos que afectan a su rendimiento. La creación de mapas con esta información, denominados mapas de productividad, permiten al agricultor adoptar técnicas más sostenibles y aplicar insumos, como agua o fertilizantes, en la cantidad justa donde se necesita, en lugar de aplicar de forma uniforme por todo el campo.

Otros índices también son usados durante el ciclo vegetativo para medir otras condiciones, como la superficie foliar o la cantidad de humedad. Gracias a ello, la monitorización agrícola por satélite no es solo observar, sino también realizar un análisis de esos datos. Solo con toda esa información a mano se puede garantizar el futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria.