La Inteligencia Artificial ha dejado de ser parte de la ficción. Sus campos de aplicación son extensos y cada día descubrimos un aspecto en lo puede ser útil para mejorar nuestra vida, como hemos explicado en más de un artículo aquí, en Futuro Eléctrico.
Hay un campo en concreto que está presente en nuestro día a día, ya sea a través de nuestra vivienda, de los edificios que frecuentamos para trabajar o disfrutar de diferentes servicios, o para vivir en nuestra ciudad: la construcción. Pero ¿cómo puede cambiar la Inteligencia Artificial la manera que tiene el ser humano de construir?

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Aplicando la tecnología en el sector

¿Va a revolucionar la Inteligencia Artificial el mundo de la construcción? 2

Bien, en algunos casos ya está ocurriendo. A día de hoy ya existen infraestructuras que se han construido incorporando sensores y equipos de medición para la recogida de datos que, posteriormente, la IA se encarga de analizar, como es el caso de aguas y alcantarillado en la Comunidad Valenciana. Este sería un ejemplo de diseño constructivo pensando en una utilización posterior de la tecnología. Pero, ¿podemos aprovechar la tecnología durante el proceso de construcción?

La empresa Doosan Infracore ha desarrollado “Concept-X”, que se presenta como una solución integral tecnológica de automatización no tripulada. Cocept-X se encarga de realizar desde la topografía hasta el movimiento de tierras sin presencia física humana en el lugar, con lo que los riesgos se reducen drásticamente, con mapas tridimensionales y uso de los drones.

Y la innovación también ha llegado, como no podría ser de otra manera, a los materiales constructivos, con sensores de Inteligencia Artificial que evalúan la resistencia del hormigón, el uso de la impresión 3D para la fabricación de piezas de infraestructuras, o el diseño de pavimentos inteligentes que servirán para guiar a vehículos no tripulados.

Tampoco podemos olvidarnos de la capacidad de autoaprendizaje que muestra la Inteligencia Artificial y que será capaz de mostrarnos nuevas potencialidades para su uso, que podrían estar relacionadas con el diseño, la optimización de los recursos o la planificación más eficiente de las fases de la obra, entre otras posibilidades.

Es vital arriesgarse a incorporar lo que nos ofrece la ciencia

Es evidente que el mundo del urbanismo, la promoción inmobiliaria y la construcción en general ha tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías, especialmente en los últimos 15-20 años, con la irrupción de las tecnologías de la información y los avances en los materiales, ya sea a nivel científico o de diseño; pero no todo el mundo lo ha hecho al mismo ritmo ni ha percibido, a priori, las grandes ventajas que podría comportarle incorporar dichas innovaciones. Sin embargo, en la historia, siempre ha habido personas que han sabido ser pioneras y sacar partido de ideas innovadoras, ya sean suyas propias o aportadas por investigadores y técnicos.

Desde los primeros en aplicar la maquinaria de movimiento de tierras y elevación, hasta las casas inteligentes y basadas en las energías renovables de hoy, pasando por aquellos que supieron ver la oportunidad de construir donde nadie podía imaginar como “Bugsy” Siegel, que creó el Flamingo en Las Vegas (el primer gran hotel del lugar), o arquitectos que iniciaron movimientos que han dejado huella, como Mies van der Rohe con la Bauhaus; la lista podría ser interminable, pero vamos a conocer casos en un breve periodo de tiempo que, aplicando lo que la ciencia les está ofreciendo en el presente, van a crear un nuevo futuro en este sector.

¿Cómo va a cambiar nuestros la IA a las empresas de construcción?

LaIAI ya está mostrando sus capacidades en otros campos, pero el sector de la construcción mueve billones en el mundo, y es evidente que la inversión en tecnología tecnológica puede verse amortizada en un corto plazo de tiempo gracias a su capacidad para generar valor añadido y reducir costes y plazos, además de aumentar la seguridad, tanto laboral como industrial.

¿Puede llegar a sustituir a los trabajadores humanos? Lo cierto es que las personas seguirán siendo necesarias tanto para controlar y orientar a la tecnología como para diseñarla; el cambio que sí deberá producirse ocurrirá en el apartado de la cualificación: el nuevo personal deberá estar bien formado para sus nuevas tareas.