Sobrepasar los límites de la muerte ha sido una de las ideas que ha obsesionado a la humanidad durante siglos. Para responder a esta pregunta se han hecho múltiples investigaciones y experimentos. Y aunque no se tiene una respuesta concreta a esta interrogante, hoy la humanidad tiene un punto de partida: pasar un cerebro al ordenador, también conocido como transferencia mental. 

El cerebro es donde reside nuestra mente y es lo que define a una persona. Si se logra conservar el cerebro de alguna manera, se podrían superar las limitaciones corporales actuales. Es decir, de cierta forma, se podría alcanzar la inmortalidad. Por ello, los científicos han estudiado diferentes maneras de preservar el cerebro o, en su defecto, lograr hacer una copia digital del cerebro bien completa para que la identidad de la persona no se pierda.

Siendo el cerebro uno de los objetos más complejos y misteriosos del universo, el proceso de pasar un cerebro al ordenador implica enormes retos tecnológicos y científicos. Sin embargo, ya existen algunos avances en la materia. Te explicamos los proyectos y resultados más destacados hasta el momento.

Algún día seremos capaces de alcanzar la inmortalidad. Haremos copias de nuestros cerebros. Puede que los creemos en un laboratorio o que, simplemente, descarguemos su contenido en un ordenador.
Marvin Minsky

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Pasar un cerebro al ordenador: ¿es posible?

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Una de las líneas de investigación que más se ha trabajado últimamente es la pasar un cerebro al ordenador. Es decir, realizar una copia digital del cerebro. Según algunos expertos, esto es extremadamente difícil, pero posible.

El plan, en el que están trabajando distintos científicos y empresas, es usar la ciencia para desentrañar los secretos del cerebro y pasar la mente del individuo a una computadora. Para esto, se tendría que empezar a conocer cómo trabaja el cerebro, algo que la neurociencia no ha logrado explicar todavía.

Asimismo, los científicos deben descubrir cómo preservar, sin destruir, el cerebro de una persona al morir. Luego, se debe analizar el contenido del cerebro por medio de un conectoma. Finalmente, la información debe ser recreada en un cerebro simulado.

¿Qué es un conectoma?

Resulta importante explicar el punto de inicio del proceso de hacer una copia digital del cerebro: el conectoma.

El cerebro humano está hecho de unas 86 000 millones de neuronas. Estas células están interconectadas y especializadas en la recepción de estímulos y en la conducción del impulso nervioso entre ellas. Cada neurona puede recibir el estímulo de otras 10 mil, con lo cual la cantidad de redes neuronales en el cerebro es enorme.

Para desentrañar este complejo funcionamiento, varios neurocientíficos están abordando al cerebro como si fuera un computador. En esta visión, el órgano convierte los datos sensoriales (la entrada de información) en respuestas, que se traducen en nuestro comportamiento.

De esta forma, la idea es establecer un mapa de las complejas conexiones de las neuronas: un conectoma. Se cree que al descifrar estas conexiones, se podría recrear la información que define nuestra identidad. Sin embargo, esto es solo una teoría que todavía no se ha comprobado.

Avances científicos para pasar un cerebro al ordenador

Nectome

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Nectome le apuesta a preservar el cerebro más allá de la muerte para poder hacer una copia digital de este. La compañía fue fundada por dos expertos de inteligencia artificial del MIT y fue premiada por sus avances por la Brain Preservation Foundation en 2016 y 2018.

Nectome utiliza un método de preservación llamada «criopreservación estabilizada con aldehído», gracias al cual la materia gris queda vitrificada. De esta forma, los científicos podrían mapear la sinapsis entre las neuronas. El proceso de vitrificación ha sido probado en diversos animales. Entre los resultados destaca la conservación del conectoma de un conejo y un cerdo.

La idea de Nectome es la siguiente: si se logra conservar intacto el cerebro, en el futuro sería posible escanearlo y recrear todas sus conexiones. Así, se podría pasar un cerebro al ordenador. O lo que es lo mismo, se crearía una copia digital del cerebro y su simulación en el ordenador.

En el caso de los humanos, es necesario que el proceso de vitrificación se realice en el momento de la muerte, o mejor dicho, debe ser la causa de la muerte. Es decir, los químicos embalsamadores circularían por el cerebro de la persona, aún consciente, así se preservaría la estructura. Claro que esta idea se aplicaría, por ejemplo, a pacientes terminales que deseen contratar los servicios de Nectome.

Solo con una estructura intacta se podrá reconstruir el conectoma para crear la simulación digital. Cabe recordar que todavía no se dispone de ningún mecanismo para resucitar cerebros vitrificados o subirlos a la nube.

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Criónica

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La criónica es a tecnología de congelación de las personas que acaban de fallecer. El objetivo es preservar sus cuerpos o cerebros con nitrógeno líquido, con la esperanza de que en el futuro se desarrollen métodos que permitan revivirlos.

En este proceso lo más importante es preservar el cerebro. Por lo tanto, el procedimiento debe hacerse tan pronto muera la persona, para evitar su deterioro. El primer paso es bajar la temperatura del cuerpo a cero grados. Luego, se debe acceder quirúrgicamente al sistema circulatorio. Se extrae la sangre de las venas y se sustituye por una solución preparada previamente. Finalmente, el cuerpo se guarda a -196 °C en nitrógeno líquido.

Dentro de este método, es importante resaltar los avances logrados por la compañía de investigación criobiológica 21st Century Medicine. La compañía logró tratar, congelar y revivir un cerebro de cerdo exitosamente, al punto de encontrar sus conexiones neurológicas intactas.

El proceso lo realizaron con  «criopreservación estabilizada con aldehído». El cerebro de cerdo se perfundió con glutaraldehído letal antes de congelarse a –135 °C. Esto elimina todas las posibilidades de que se pueda revivir el cerebro. Sin embargo, al calentar el cerebro, el conectoma del cerdo estaba increíblemente preservado. De hecho, estaba tan bien conservado que incluso los detalles ultraestructurales finos de las sinapsis de la columna dendrítica se podían ver con un microscopio electrónico 3D.

¿Qué implican estos resultados? Aunque el cerebro humano no se pueda revivir, se puede preservar el conectoma. Y con el conectoma intacto, la información se podría subir a un ordenador o espacio virtual.

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Iniciativa 2045

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Este no es exactamente un avance científico. Es una de las iniciativas de transhumanismo más ambiciosas en el mundo. Fue fundada en 2011 por el empresario ruso Dmitry Itskov, bajo el nombre Iniciativa 2045.

La idea de este proyecto es trasplantar el cerebro a un dispositivo digital para lograr una transferencia de conciencia. Para ello, el primer paso es descubrir el conectoma del cerebro humano. Una vez se logre este mapeo, comenzará el proyecto de replicarlo artificialmente.

El proyecto está estructurado para funcionar en cuatro etapas, conocidas como fases Avatar. La fase Avatar A implica desarrollar un cuerpo robótico llamado Avatar. Este podría ser controlado por un usuario mediante un dispositivo externo. El objetivo es que el cuerpo avatar sea una recreación del usuario, pero que operará en la realidad.

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La fase Avatar B pretende que el Avatar no sea contralado únicamente por una interfaz. Se busca que sea capaz de soportar un cerebro humano trasplantado desde el cuerpo de su usuario. Es decir, el plan es realizar un trasplante de cerebro real del cerebro y que el Avatar tenga las condiciones para que siga funcionando. El Avatar B permitiría mantener la vida de la persona en un cuerpo artificial, mientras se desarrollan las tecnologías que permitan transferir definitivamente su conciencia.

La fase Avatar C es la más ambiciosa. Implica crear un cerebro artificial que replique al humano, al que se traslade toda la confianza humana. De esta forma, el ser humano no estará sometido a la descomposición o degeneración de las células.

Finalmente, la fase Avatar D implica que la conciencia humana no habite en un cuerpo robótico ni un cerebro artificial, sino que se manifieste en un holograma. Es decir, que sea la representación digital de la conciencia.

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Otras líneas de investigación para preservar el cerebro

BrainEx

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En 2019 el proyecto BrainEx resonó en el mundo científico por sus asombrosos resultados. El sistema fue diseñado por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y los resultados se publicaron en la revista Nature. Ellos lograron restaurar la función celular de 32 cerebros de cerdo que llevaban varias horas muertos.

Esto se logró gracias a un sistema llamado BrainEx, que restaura la circulación y el flujo de oxígeno en el cerebro. El nuevo sistema restauró funciones como la capacidad de absorber glucosa y oxígeno hasta por seis horas. De igual forma, mantuvo los cerebros en mejor forma que si se hubiesen descompuestos por sí solos. No obstante, técnicamente, los cerebros de los cerdos siguieron muertos y no mostraron ninguna señal de la actividad neurológica eléctrica.

BrainEx es un sistema de bombas y filtros controlados por ordenador. Este introduce una solución que se basa en la hemoglobina, con la que buscaron imitar el flujo sanguíneo y llevar oxígeno y otros nutrientes necesarios para el funcionamiento del cerebro.

Los investigadores insisten que esto ha abierto una nueva vía para el tratamiento de enfermedades cerebrales. Adicionalmente, puede contribuir a mejorar la capacidad de estudiar las células y sus conexiones entre unas y otras.

Minicerebros humanos

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Más allá de pasar un cerebro al ordenador, otra de las líneas de investigación para preservar el cerebro, y que ha tenido resultados asombrosos, es la de organoides o minicerebros. Este proyecto fue creado por investigadores de la Universidad de California. Ellos crearon minicerebros en un laboratorio a partir de células madre modificadas genéticamente.

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El enfoque es generar neuronas que se interconecten entre sí en estructuras que no superan el tamaño de un grano de arroz. Los investigadores buscaron generar el tejido del córtex, una región del cerebro que controla la cognición e interpreta la información sensorial. Así, lograron generar un diseño tridimensional del tejido neuronal en pequeños organoides de 4 milímetros con hasta 3 millones de células.

Las observaciones se realizaron durante 10 meses. Estos tejidos expresaron la misma colección de genes que se ven en los cerebros en desarrollo. Asimismo, algunos desarrollaron ondas cerebrales espontáneas, similares a las de los bebés prematuros. Los autores no descartan que el minicerebro desarrolle una actividad de red neuronal compleja y funcional, como sucede durante la formación temprana del cerebro real.

En otra investigación dirigida por Fred Gage en el Instituto Salk en San Diego, los investigadores trasplantaron organoides del cerebro humano a ratones. Descubrieron que se conectaban al suministro de sangre del animal y brotaban nuevas conexiones.

Estos resultados podrán ayudar a estudiar el desarrollo y las enfermedades del cerebro. También se proyecta utilizarlos para trastornos cerebrales o neurodegenerativos y afecciones oculares. Otra línea sería generar partes de cerebro para trasplantes.

Debates y obstáculos

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Como es de suponer, los debates en torno a pasar un cerebro al ordenador son muchos y variados. Abordan desde el desafío de crear una copia fidedigna del cerebro hasta los claroscuros éticos que supone.

Por un lado, se habla de las numerosas dificultades de crear un registro digital de la identidad de una persona. Se explica que los recuerdos y creencias no se guardan en el cerebro como archivos en una computadora. En cambio, las experiencias y prejuicios van cambiando con el tiempo y no se conoce con exactitud cómo guarda el cerebro la información.

En este sentido, podría ser posible subir digitalmente recuerdos específicos, pero no se sabe si es posible entender y emular cómo funcionan las neuronas y moléculas del cerebro. Es decir, no se podría hacer una réplica fidedigna en un ordenador. Esto implica que aunque se puedan simular algunos aspectos del cerebro, no significa que se imite una mente real. A esto hay que sumarle el impacto que las hormonas, químicos y otros elementos tienen en los procesos neuronales, y que varían según cada persona.

Por otra parte, cuando se habla de pasar un cerebro al ordenador, surge la cuestión acerca de los límites de la privacidad y propiedad de datos en caso de que la mente de una persona migre a un espacio digital. Si en la actualidad ya los límites son confusos y se generan múltiples problemas, en el caso de que se logre trasplantar la conciencia, los nuevos cerebros podrán ser vulnerables a serias violaciones de la privacidad y la integridad.

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Palabras finales

Aunque pasar un cerebro al ordenador sea una teoría llamativa y posible, la complejidad de cada fase lo convierte en una realidad poco probable. Como se ha expuesto, los avances científicos en la materia son sorprendentes y nos acercan a comprender un poco cómo funciona nuestro cerebro y cuáles son las conexiones que genera nuestra conciencia. Sin embargo, el abismo entre lo que se ha podido averiguar y lo que falta por saber es gigantesco.

Son muchos los debates que despierta este tema. Son muchas las investigaciones y aspiraciones que genera. Y son necesarias para una especie que aspira trascender en el tiempo. Sin embargo, los resultados positivos de estas puede que no se vean un futuro cercano y mediano.

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