Un cuadro de Van Gogh puede costar 80,9 millones de dólares; el cuadro más caro de Picasso se vendió por 179 millones de dólares; la pintura más cara de la que se tiene registro es de Leonardo da Vinci, Salvator Mundi, que se vendió por el estimado actual de 450 millones de dólares. El arte es así: toca las fibras humanas, crea pasiones, genera íconos que superan el tiempo, busca expresar lo más profundo y lo más sutil del ser humano y, gracias a eso, evoluciona con nosotros.

No es lo mismo un Da Vinci que un Dalí. Los dos son memorables y asombrosos, pero el estilo es muy distinto. ¿Por qué? Porque el arte se transforma junto con nosotros. Y, hoy en día, cuando muchos pensarían que está muerto, sigue transformándose para acompañarnos en nuestra nueva visión de la vida. Esta vez, en formato digital.

Los NFT han ganado cada vez más popularidad dentro de los espacios artísticos. Y su último gran hito es la prueba más contundente: la venta de un NFT de Mike Winkelmann, conocido como Beeple, por la sorprendente suma de 69 millones de dólares. De esta forma, se ha convertido en la obra digital más cara de todos los tiempos. Y, además, la tercera obra de arte más cara subastada en Christie’s de un artista vivo.

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¿Qué es un NFT?

Token no fungible

Podemos clasificar los tokens en dos tipos: los tokens fungibles (FT) y los tokens no fungibles (NFT). Los primeros son intercambiables y divisibles, los segundos, se caracterizan por contener algo único y no pueden ser replicables.

Este aspecto único está escrito en los metadatos del token. Por lo tanto, puede verse como un certificado de autenticidad permanente e inalterable. El auge actual se debe principalmente a los activos digitales, incluidas imágenes, GIF, canciones y vídeos; además de accesorios de juego (particularmente raros), artículos de lujo tokenizados y coleccionables.

Su nacimiento tuvo lugar a mediados de 2010. No obstante, fue hasta finales de 2017 que comenzó a ganar popularidad gracias a CryptoKitties, un sitio que permite comprar y «criar» gatos digitales de edición limitada con criptomonedas.

Con el exponencial crecimiento del valor de las criptomonedas, algunos inversores compran y negocian NFT, a menudo a precios deslumbrantes. El NFT tiene su atractivo en la posibilidad de rastrear digitalmente la propiedad, que se encuentra en los activos del blockchain. Así, se evita el fraude y el robo. Sus huellas digitales no pueden replicarse, lo que hace que sea imposible falsificarse. Esto también garantiza que el valor del activo no se derrumbe.

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Un hito en la historia del arte digital

1-Beeple
Christie’s Images Limited 2020

La obra Everydays – The First 5000 Days es un collage de creaciones digitales diarias de Beeple desde sus inicios, cuyo tamaño es de 21.069 x 21.069 píxeles y reúne centenares de imágenes. Con esta obra, se consolida a los NFT (tokens no fungibles) como una nueva forma de arte, ahora exclusivamente binaria.

La pieza fue creada en el software cinema 4D y, como todos los NFT, se sostiene de la tecnología de blockchain. Con ella, crean un registro inalterable de un contenido digital único y original. Este no puede ser copiado sin perder su firma criptográfica de autenticidad.

Según el autor, Everydays – The First 5000 Days es una creación donde:

Las piezas individuales están organizadas en un orden cronológico impreciso: al acercar las imágenes se revelan imágenes abstractas, fantásticas, grotescas o absurdas, profundamente personales o representativas de la actualidad. Los temas recurrentes incluyen la obsesión y el miedo de la sociedad por la tecnología; el deseo y el resentimiento de la riqueza; y la reciente turbulencia política de Estados Unidos.

Su creador, Beeple, hasta hace poco era conocido solo en foros de criptoarte y los aficionados de la contracultura en internet. Con esta venta, ahora se posiciona entre los artistas vivos más cotizados, a la altura de figuras como David Hockney o Jeff Koons.

Sus obras anteriores de NFT se habían vendido por costos mucho menores. En diciembre vendió una serie de trabajos por 3,5 millones de dólares. En enero, vendió un vídeo por 6,6 millones de dólares y, ahora, su última obra logró alcanzar un precio de subasta de más de 69 millones de dólares. Para los expertos, esta compra implica una validación del arte digital y un inicio en la transformación del sector.

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