Cuando las personas escuchan —y reconocen— el término eugenesia, suelen temblar. Algunos tiemblan de ira e indignación, otros de miedo; y, unos pocos, tiemblan de emoción. Lo cierto es que es un término que no deja a quienes lo escuchan indiferente, y suele despertar las más fuertes reacciones. Esto se debe a su nefasta historia, sus implicaciones y a su ambivalente potencial.
El término existe desde hace poco más de un siglo, cuando fue usado por primera vez en 1883, y se volvió infamemente conocido por los horrores de la Alemania nazi. Al día de hoy, permanece vivo por los planteamientos científicos que pone sobre la mesa.
Sin embargo, en este artículo nos alejaremos de todas las emociones y entusiasmos, frenesís y cóleras, temores y paranoias. En cambio, en este escrito, Futuro Eléctrico se centrará en la información: qué es, cuándo surge, qué tipos hay, cuál es el debate, qué ejemplos existen…
A partir de ahí, el lector juzgará. ¿Es la eugenesia aquello que creía o es algo mucho más amplio? ¿Se considera únicamente buena o mala o nos plantea dos caras de una misma moneda? ¿Es aquello con lo que no debemos jugar o es necesario intentarlo con límites y lineamientos claros? Empecemos.
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¿Qué es la eugenesia?
La palabra eugenesia proviene del griego. Se compone por eu, que significa bien o correcto y genia que se refiere al origen. Es decir, su etimología corresponde a «la ciencia del buen nacer». Por su parte, la RAE la define como el «estudio y aplicación de las leyes biológicas de la herencia orientados al perfeccionamiento de la especie humana».
En esencia, es una ciencia que defiende que el ser humano debe tomar parte de su propia evolución. Se considera una filosofía social, que integra el conocimiento de áreas como la genética, biología, anatomía, medicina, psicología, política y más.
Para los primeros seguidores de la filosofía del eugenismo, se buscaba una sociedad utópica donde, mediante la selección de aquellos con mejores características, no existieran enfermedades de origen genético, discapacidades ni trastornos psicológicos.
Aunque la teoría en sí no es ni buena ni mala, sirvió como base y justificación para numerosos actos de discriminación o genocidio. Por ejemplo, se planteó que la reproducción solo debía permitirse bajo ciertos criterios de selección. De esta forma, se le negó a quienes no encajaban dentro del patrón deseado mediante la esterilización forzosa o la muerte.
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En términos científicos se trataba de eliminar de la línea germinal los individuos que se consideraran portadores de genes defectuosos. No obstante, en ese entonces, no se conocía mucho sobre la herencia genética ni sus verdaderos alcances o limitaciones.
En la actualidad, la eugenesia afirma ser utilizada solo para fines terapéuticos. Desde 1991, el psicólogo Tristram Engelhardt la bautizó como la ingeniería genética del mejoramiento. El pensamiento sobrevive enfocado en las aplicaciones científicas —con muchísimas más bases científicas que en sus orígenes— de la manipulación genética y la selección artificial.
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Origen de la eugenesia
Los antecedentes a este pensamiento se remiten a la antigüedad. Platón, en La República, defendía la necesidad de incorporar la selección artificial a las políticas de mejoramiento de la sociedad. Además, el pueblo espartano aplicaba una política estricta: una comisión de ancianos examinaba cada recién nacido para determinar si cumplía con estándares de robustez y belleza. Y si no lo cumplían, eran arrojados desde la cima del monte Taigeto.
Sin embargo, fue hasta 1883 que el pensamiento recibió un nombre. Francis Galton describió por primera vez la teoría de la eugenesia. Según Galton, del mismo modo en que la selección artificial se empleaba para mejorar las especies de animales domésticos, debía hacerse con la especie humana. Así, su teoría se fundamenta en tres principios.
El primero es la teoría de la selección natural de Charles Darwin (aunque muchos aseguran que Darwin se hubiese opuesto a esta interpretación). La segunda es la teoría malthusiana de la población de Thomas Malthis, que afirma que los recursos mundiales tienen una capacidad limitada. El último principio es la constatación del incremento de enfermedades degenerativas.
Para Galton era fundamental la herencia de los rasgos mentales. Estaba determinado a demostrar que los padres transmiten la inteligencia y, del mismo modo, las mismas limitaciones de este y las formas y las características físicas del mundo orgánico.
De esta forma, la eugenesia es el deseo de manipular la herencia genética y la selección artificial para mejorar los rasgos de las futuras generaciones. Proponía que, a través del control de la herencia, se pueden aspirar a generaciones humanas más fuertes, sanas, inteligentes o estéticas.
La eugenesia clásica
Conviene hacer una parada rápida en la historia de la eugenesia. Tras su nacimiento, existe un periodo que algunos denominan «la eugenesia clásica». Se sitúa en Londres, en 1907, tras el surgimiento de la primera sociedad eugenésica. Al mismo tiempo, en Estados Unidos, surgían distintas iniciativas que buscaban fomentar que «los fuertes» se reprodujeran mientras evitaban que «los débiles» lo hicieran. Esto era visto como un gran paso hacia la sociedad perfecta.
Para los que apoyaban estas prácticas, si se evitaba la reproducción de las personas con algún tipo de problema, que consideraran hereditario, se reducirían esos mismos problemas en el futuro. Es decir, un menor gasto social y una menor proporción de personas que no beneficiaban a la sociedad. En consecuencia, una sociedad más productiva y perfecta.
En 1896 se fundó en Estados Unidos el movimiento eugenésico. Se prohibieron los matrimonios de cualquier «epiléptico, imbécil o débil mental»; además de que se llevaron a cabo esterilizaciones forzosas; y se aplicaron leyes xenófobas y racistas. Se estima que se esterilizaron a cerca de 15 millones de ciudadanos. Prácticamente todos los países occidentales formaron instituciones eugenésicas.
Luego, llegó la Segunda Guerra Mundial. Adolf Hitler, inspirado en las ideas eugenésicas de Estados Unidos e Inglaterra, llevó la práctica de forma sistemática en los primeros años de la Alemania nazi. Al principio, el nazismo esterilizó a aquellas personas consideradas inferiores, bajo la idea de la superioridad de la raza aria.
También se prohibió mezclar la genética alemana con otros. Sin embargo, la práctica dio un paso más allá y se transformó en el gran genocidio que supuso el Holocausto. Judíos, gitanos, enfermos, discapacitados y muchos más fueron ejecutados «por el bien de la raza aria».
Eugenesia moderna
Tras la Segunda Guerra Mundial, se terminó el plan eugenésico nazi y muchas ideas fueron abandonadas. Los políticos y científicos renegaron de las ideas sobre la «higiene racial»; al menos públicamente. De hecho, algunos países mantuvieron leyes de este tipo.
Otros ejemplos de eugenesia se dieron en algunos estados de Estados Unidos y los países nórdicos donde se mantuvieron leyes de esterilización de quienes consideraban débiles mentales hasta finales del siglo pasado. En Australia y Perú, en las últimas décadas del siglo, se denunciaron esterilizaciones a mujeres aborígenes, aprovechando el desconocimiento respecto a la medicina y lenguaje occidental.
Al mismo tiempo, se derivaron propuestas más restringidas y con mayor consciencia moral; aunque no significa que fueran menos polémicas. Entre estas propuestas se encuentran programas de detección temprana de enfermedades genéticas, profilaxis del embarazo, el diagnóstico preimplantatorio. Y, además, todas las posibilidades que despierta la tecnología CRISPR- CAS9.
Cabe destacar que todas estas propuestas son resultado del Proyecto Genoma Humano de 1980, que contribuyó a aumentar los conocimientos sobre la genética. Sin embargo, pocos científicos han pedido abiertamente que se adopten políticas eugenésicas con tecnología moderna.
Uno de los pocos ejemplos actuales que se tienen es el «banco de espera de los genios». Fue creado por Robert Klark, en 1980. De este proyecto se recibieron donantes de esperma de personajes conocidos como el ganador de un premio Nobel, William Shockley. No obstante, el proyecto fue criticado por el espíritu racista y clasista que se asemeja a las primeras iniciativas eugenésicas.
En China, en 1994, se aprobó la Ley de Asistencia Sanitaria Maternal e Infantil. Incluía una exploración premarital obligatoria para «enfermedades genéticas de naturaleza grave» y «enfermedades mentales relevantes». A quienes diagnosticaban tales enfermedades se les obligaba a no casarse, aceptar «medidas anticonceptivas a largo plazo» o someterse a la esterilización.
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Algunas aclaraciones a tener en cuenta
- Debido a las implicaciones históricas del fascismo, pocas veces se usa el término «eugenesia» en las políticas. Sin embargo, existen normativas éticas y legales frente a prácticas eugenésicas con otros nombres. Ejemplo: selección de cigotos viables en la fecundación in vitro, posible aborto en caso de enfermedades graves o el diagnóstico genético.
- La eugenesia moderna tiene, en la actualidad, dos requisitos que no existían en las prácticas antiguas. El primero es el fundamento científico de sus premisas básicas; el segundo, la implementación de políticas y programas de gobierno dirigidos al mejoramiento de ciertos grupos humanos.
- La distinción entre la línea celular somática y la germinal, términos de los nuevos usos médicos de la eugenesia. El primero, la terapia somática, se refiere a las células que forman órganos no gonadales y no tienen que ver con la reproducción. Es decir, la modificación en el ADN no pasa a la descendencia. Segundo, la terapia germinal, se refiere a las células relacionadas con la reproducción (gametos, cigotos y embriones). En este caso, sí se pasaría la modificación a la descendencia.
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Tipos de eugenesia
Eugenesia positiva
La eugenesia positiva se define como la implementación de prácticas y políticas para incidir evolutivamente. Es decir, la promoción de la reproducción de ciertos individuos y portadores de caracteres reconocidos como deseables. Esto, con el objetivo de generar así un fenómeno de reproducción diferencial.
En este tipo de eugenesia, se alienta a hombres y mujeres a casarse con personas sanas, cuidar la salud infantil, ejercer una nutrición adecuada y sanidad sexual. Bajo esta práctica también se amparaban leyes que exigían certificados de salud sexual para conceder un permiso de matrimonio. Además, se justificaron persecuciones a colectivos «indeseables».
Eugenesia negativa
La eugenesia negativa se refiere al intento de eliminar o disminuir la frecuencia de alelos que se juzgan perjudiciales para el ser humano o alguna población. Es decir, esta práctica evita la propagación de un rasgo supuestamente nocivo e indeseable. Muchas de las prácticas antes descritas tienen como base la eugenesia negativa.
Cabe señalar que los calificativos «negativa» y «positiva» no se atribuyen a ningún atributo moral. El calificativo negativo alude a que se pretende eliminar enfermedades. Por su parte, el carácter positivo apunta a generar las condiciones de modificación efectiva del desarrollo evolutivo.
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Ventajas y desventajas de la eugenesia
Argumentos a favor de la eugenesia
Los mayores argumentos a favor de la eugenesia giran en torno a la libertad. Es decir, las ventajas nos hablan de la posibilidad de decisión. La eugenesia liberal se distancia de la eugenesia ordinaria en todos los puntos problemáticos. Por ejemplo, la última, la mayoría de ocasiones, suponía una violación de la libertad reproductiva de los individuos. Por su parte, la liberal planea darle a las personas la posibilidad de elegir las características de sus hijos según sus propios valores y conceptos de la «vida buena».
Sin embargo, no solo se trata de crear seres humanos que se ajusten a ciertas ideas. Sobre todo, se trata de mejorar la vida. La eugenesia terapéutica podría ayudar a combatir numerosas causas del sufrimiento humano y combatir enfermedades hereditarias graves. Esto implica darles una mejor vida a los futuros humanos y evitarles múltiples sufrimientos a ellos y sus familias.
Por ejemplo, si se determina que un feto tendrá síndrome de Down, se manipularían sus genes para evitarlo. Muchas personas son marginadas por esta condición y la modificación les dará la oportunidad de vivir sin discriminaciones. Se integrarían completamente a la sociedad.
Esto también tiene un componente ético. Si uno tiene la posibilidad de sanar a alguien, ¿no es también su deber hacerlo?, ¿el evitarlo no sería moralmente reprochable?
Además, muchos de los defensores de la eugenesia se preocupan por el declive disgenésico de la inteligencia. Ellos creen que podrían llevar al colapso de la actual civilización. Por lo tanto, si la eugenesia nos puede ayudar a hacer a seres humanos más inteligentes, talentosos y sanos, ¿no es un aporte invaluable a la humanidad? Podría traer progreso de la mano de personas más inteligentes y menor sufrimiento en el mundo.
Argumentos en contra de la eugenesia
Las principales preocupaciones giran en torno a las imposiciones propias de su historia. El primero de los argumentos en contra se relaciona con el poder de decisión sobre la vida de otros.
A pesar de que el feto modificado sea el hijo de alguien, ¿tiene ese alguien la autoridad para decidir su vida y su futuro? ¿Cómo impactarán estas modificaciones en el concepto de identidad y autonomía por parte de las personas así nacidas y de sus padres? ¿Cómo podrían afectar los prejuicios —de los que nadie está exento— en las decisiones? ¿Quién determinará qué se puede arreglar y qué no? ¿Y cómo perturbará las relaciones paterno-filial?
Esto se complementa con consideraciones respecto al acceso. La ingeniería genética y técnicas similares no son tecnologías al acceso de todos, sino de quienes puedan costearlos. ¿Cómo afectará esto a las desigualdades ya existentes? Y si la dignidad humana dice que toda vida humana es valiosa y digna de ser conservada, ¿qué implicaciones tendrá en el concepto de dignidad e igualdad?
Al entrar en el campo científico existen otras objeciones. Algunos afirman que este tipo de prácticas contribuirían a empobrecer la diversidad genética humana. Además, técnicas como la CRISPR-Cas9 no están escritas en piedra. Es decir, todavía es mucho lo que no se sabe. Es posible que, al tratar de eliminar un rasgo o un gen, se generen efectos secundarios indeseables, como incrementar la vulnerabilidad a otras dolencias o generar otras disfunciones.
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Otra parte del debate se centra en los dos tipos de eugenesia. Según esta perspectiva ética, la eugenesia negativa y su intención de eliminar enfermedades es vista con beneplácito. Por su parte, se cuestionan los intentos de eugenesia positiva. Es decir, el perfeccionamiento del ser humano por temor de los alcances y las consecuencias sociales que pueda traer.
Eugenesia en la actualidad
Muchas —por no decir todas— de las prácticas eugenésicas antiguas son consideradas inmorales e ilegales hoy en día. El padecer cierta discapacidad, problema mental o enfermedad genética no es considerado un motivo aceptable ni para impedir un nacimiento ni evitar la reproducción.
En ese caso, podemos olvidarnos de las prácticas deshumanizantes de los métodos eugenésicos del pasado. Sí, todavía existen ciertos sesgos y riesgos en los que esta sociedad podría caer. Sí, existen riesgos secundarios difíciles de prever. Sin embargo, todas las personas involucradas en la investigación e implementación de la eugenesia no ignoran el pasado. Por ello, cada paso que se da se hace con cautela.
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Las investigaciones, en la actualidad, están centradas en el perfeccionamiento de la ingeniería genética para conocer más sobre la selección y manipulación de los genes. De esta forma, se busca impedir la transmisión de diferentes enfermedades, como ciertos tipos de cáncer, diabetes, ceguera, la enfermedad de Huntington, entre muchas otras más.
Por supuesto, no es que se hayan eliminado todos los riesgos del pasado. La puerta permanece cerrada hoy en día por sus evidentes motivos. Sin embargo, el avance de la ingeniería genética nos obliga a plantearnos abrirla. Y para ello, es necesario que la comunidad científica empiece a debatir todas las implicaciones bioéticas y conceptos que hasta la fecha no ha hecho.
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¿Qué esperar?
Mientras esto pasa, la ciencia y la tecnología siguen avanzando. La eugenesia, al igual que el transhumanismo y el posthumanismo, tiene como base la creencia de que la tecnología es la clave para lograr nuestra mejora como especie. Los avances de cada día parecen mostrarnos que tienen razón; sin embargo, todavía hay muchos puntos grises y efectos que evaluar.
Por ello, todavía faltan algunos años antes de que esta práctica, bajo sus nuevos enfoques, vea la luz. Esperemos que, para entonces, la sociedad se haya armado de valor para discutir y establecer pautas claras, motivos y razonamientos que permitan determinar si se abrirá esta puerta y con qué reglas.
Palabras finales
Por supuesto, todo lo que hemos relatado aquí no es más que la punta del iceberg. Sin embargo, esperamos que este artículo te ayude a comprender a la eugenesia por fuera de las emocionalidades que la acompañan.
Como hemos mencionado ya, la ciencia en sí no es buena ni mala, sino depende del uso que se le dé. Y, por lo tanto, queremos saber tu opinión: ¿debe darle la sociedad una nueva oportunidad a la eugenesia?, ¿a ambos tipos o solo uno de ellos?, ¿qué lineamientos se deberían establecer?, ¿aplicarías esta práctica en tu vida y a tu descendencia?
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