Para nadie es un secreto que la interacción humano – robot, además de significar un avance tecnológico único e imprescindible, también implica el ineludible miedo del ser humano a ser remplazado. La inteligencia artificial ha jugado un papel fundamental al respecto, promoviendo aspectos clave como la automatización y el alcance de la máxima eficiencia; sin embargo, esto ha sido posible al pretender imitar ciertas características y habilidades del ser humano, lo que inevitablemente conlleva a preguntarnos: ¿cuáles son esas habilidades humanas que los robots no tienen o que no pueden emular? En este artículo de Futuro Eléctrico te contaremos todo al respecto.

Tabla de contenidos

Interacción humano-robot: ¿cómo la revolución tecnológica ha transformado el panorama?

habilidades humanas que los robots no tienen

Para nadie es un secreto que uno de los principales objetivos de la robótica ha sido, desde un principio, la robotización del trabajo. Los brazos robóticos y los robots puramente industriales buscaron reemplazar tareas altamente peligrosas o repetitivas para el ser humano. Esta tendencia se vio fortalecida con la Industria 4.0. A pesar de ello, el avance en robótica sigue en ascenso, dando un siguiente paso: la inclusión de la robótica inteligente.

Dicho paso ha transformado irremediablemente la interacción humano-robot. Esto debido a que el desarrollo de este tipo de robots ya no solo busca reemplazar la mano humana en tareas específicas y peligrosas, sino que la IA está tomando ventaja en otros espacios laborales que se creían a salvo.

Frente a ello, han aparecido robots sociales que no solo tienen la capacidad de reemplazar al ser humano en ciertos campos operativos, sino que son capaces de mantener interacciones sociales, de reconocer sentimientos y actitudes y de aprender de dichos procesos para tomar decisiones.

Lo anterior aumenta el miedo del hombre a que en la interacción humano – robot ya no lidere el humano, lo cual no solo implicaría la pérdida de trabajos, sino la delantera en inteligencia y raciocinio.

Pero ¡tranquilo/a! No todo esta perdido. A pesar de los importantes avances tecnológicos, aún quedan algunas habilidades humanas que los robots no tienen o que, por el momento, no pueden emular, porque son intrínsecas a la naturaleza humana, lo que hace que para la inteligencia artificial suponga un razonamiento mucho más profundo que el puro procesamiento de datos. De ellas te hablaremos en el siguiente apartado.

Habilidades humanas que los robots no tienen (aún)

habilidades humanas que los robots no tienen

Los robots fueron diseñados para actuar como un complemento, como un apoyo para el ser humano. Es esta premisa la que permite suponer que, por ahora, hay ciertas condiciones que impiden que un robot logre asumir por completo el rol de un ser humano en el entorno. Las habilidades humanas que los robots no tienen son un gran ejemplo de ello, especialmente porque, incluso, hay humanos que no logran desarrollarlas completamente a lo largo de su vida. Por tanto hay ciertas rutas de aprendizaje inaccesibles para la IA y la robótica, fundamentadas en los siguientes aspectos:

1. Empatía y emoción

La primera de las habilidades humanas que los robots no tienen es la empatía. Para ahondar en ello hay que partir por afirmar que los robots no son capaces de desarrollar o tener sentimientos y sin ellos la empatía no puede surgir. Esto es debido a que esta es una habilidad innata en el ser humano que no solo implica percibir y reconocer sentimientos, sino ser capaz de ponerse en el lugar del otro, mostrando un interés genuino y desinteresado a través de la escucha activa y el rompimiento de prejuicios y estereotipos.

Aunque la inteligencia artificial y la robótica ha buscado acercarse a esta habilidad, dando pasos importantes en lo que hoy conocemos como empatía artificial, la realidad es que esta se limita a ser llanamente una habilidad aprendida, con un objetivo predictivo y ─valga la redundancia─ plenamente artificial, que no logra ser completamente receptiva, ya que se basa puramente en la simulación a través de herramientas tecnológicas.

2. Creatividad y pensamiento abstracto

Así como sucede con la empatía, la creatividad y el pensamiento abstracto son capacidades y características intrínsecas del ser humano. Ellas permiten al individuo la creación de ideas originales que faciliten el planteamiento de situaciones precisas para anticipar ciertos escenarios. Vale resaltar que esta capacidad requiere de un pensamiento mucho más reflexivo, que no solo se centra en lo explícito del entorno, sino que busca ideas y conexiones fuertes con el mundo inmaterial. Gracias a estas capacidades se forma un criterio personal, se analizan probabilidades y escenarios alternativos y se fomenta la independencia. Son capacidades que se basan en la imaginación.

Es esta última el eje clave que determina por qué la inteligencia artificial creativa aún no supera al ser humano. La IA y la robótica no basan su creatividad en el pensamiento abstracto, sino en la determinada cantidad de información que puede procesar. Esto significa que la IA y los robots pueden crear imágenes o producciones artísticas, pero solo desde la información obtenida de creaciones humanas anteriores. No es creatividad, imaginación o sueños, es análisis profundo de información.

3. Toma de decisiones en situaciones complejas

Partiendo de las habilidades humanas que los robots no tienen mencionadas anteriormente se puede deducir que la robótica aún no tiene la capacidad de asimilar un contexto subjetivo, con factores cambiantes y mucho más vinculados al sentimiento y la emoción humana, factores que, además, necesariamente se vinculan con la empatía.

Cuando el ser humano toma decisiones complejas se realiza un razonamiento cognitivo que no solo apela a la información explícita y observable, sino que toma en cuenta otros factores no medibles o cuantificables que alimentan una posición o juicio específico y que, además, parten de una base fuerte y esencial: el instinto. Esta última es una conducta que se desencadena ante una serie de estímulos internos y externos y que responde, en gran medida, a un carácter de supervivencia. De esta manera, el instinto es el primer impulso hacia una reacción y, por tanto, hacia la toma de decisiones.

Ahora bien, como sucede con la empatía y la creatividad, la inteligencia artificial y la robótica se quedan muy cortas en este aspecto ya que la toma de decisiones que pueden lograr únicamente se basa en el procesamiento de información de diversa clase, por lo que se concentran en decisiones específicas; sin embargo, para la toma de decisiones complejas se requiere considerar elementos subjetivos como la moral, la felicidad o las mismas relaciones humanas. Por el momento los robots no pueden ser intuitivos, ni tampoco pueden resolver conflictos o negociar desde la vinculación de la objetividad, la emoción y la irracionalidad (todas propias de la naturaleza humana).

4. Habilidades motoras finas y adaptabilidad física

El ser humano es un ser verdaderamente sorprendente, ya que cuenta con habilidades y destrezas tan únicas y naturales que, muchas veces, son desarrolladas de manera inconsciente, razón por la que muchas de ellas son habilidades humanas que los robots no tienen. Un gran ejemplo de lo anterior son las habilidades motoras finas.

Dichas habilidades corresponden a movimientos naturales pequeños que requieren de esfuerzos coordinados entre el cerebro y los músculos. Ellas provienen de la motricidad gruesa (movimientos que utilizan grandes grupos musculares). Los movimientos motrices finos son imprescindibles para realizar múltiples tareas cotidianas, como vestirse, escribir, lavarse los dientes, dibujar, hacer deporte, entre otros. Por tal razón, es imprescindible para que el ser humano se adapte físicamente a nuevos entornos y situaciones, ya que permiten que su cuerpo responda adecuadamente, poniendo en marcha las capacidades físicas que lo caracterizan.

En el caso de los robots, estos son máquinas que basan la mayoría de sus movimientos en simulaciones de motricidad gruesa, a través de herramientas y materiales artificiales que faciliten el movimiento y cierto grado de flexibilidad. Sin embargo, aquellos movimientos tan precisos y controlados aún son difíciles de simular, ya que requieren conexiones extremadamente detalladas. Además, en el caso de que un robot deba salir del entorno para el que está programado, le será muy difícil adaptarse a los nuevos movimientos y acciones físicas requeridas, porque debe responder a información específica. Esto hace que su adaptabilidad sea mucho más lenta, teniendo también en cuenta que no considera factores subjetivos del entorno que sí influyen en la actividad física del hombre.

5. Comprensión y uso del lenguaje natural

Finalizamos nuestra lista de habilidades humanas que los robots no tienen con la comprensión y uso del lenguaje natural. No hay duda de que la inteligencia artificial y la robótica han tenido grandes avances en el procesamiento del lenguaje natural. Este es una rama de la IA que utiliza el aprendizaje automático para procesar e interpretar textos y datos en aras de dar soluciones más acertadas a los usuarios. En los últimos años, estos modelos de lenguaje se han vuelto mucho más certeros y versátiles, logrando simular un lenguaje más cotidiano y cercano al del ser humano, permitiendo que, incluso, aporte consejos y opiniones. Además, se ha buscado incluir herramientas que disminuyan el riesgo de sesgo, prejuicios u ofensas.

Sin embargo, el gran reto de la IA y la robótica frente al lenguaje natural es la comunicación interpersonal. Esta no solo se basa en información oral o escrita (lenguaje verbal), sino que el lenguaje verdaderamente natural requiere de la interpretación de mensajes no verbales, actitudes, emociones, sentimientos, lineamientos éticos y el análisis objetivo y subjetivo del entorno en el que se encuentran los individuos. Todo ello aún no es alcanzable para la IA, ya que es una tecnología que se limita a lo que es identificable desde al análisis de grandes cantidades de datos y no en las características propias de la interacción social profunda.

Palabras finales

¡Así llegamos al final de nuestro artículo sobre las habilidades humanas que los robots no tienen! No hay duda de que aún queda un largo camino por recorrer para que la robótica verdaderamente supere al ser humano. Sin embargo, las posibilidades de que esto ocurra aún persisten, por lo que vale preguntarnos: ¿qué podemos hacer para evitar que la IA y la robótica nos desplace? ¿cuáles son aquellas tareas y funciones por las que debemos luchar y mantener? ¿qué otros riesgos implican estas nuevas tecnologías para la naturaleza humana? ¡Queremos conocer tus opiniones al respecto!