Todos los humanos estamos compuestos de lo mismo, pero no estamos hechos igual. Sí, todos tenemos dos ojos, orejas, piernas, brazos, y una cabeza, nariz y boca. También es posible que encontremos a alguien con nuestro mismo color de piel, tipo de cabello o estructura facial. Incluso es posible que nos encontremos un doppelgänger en algún punto de nuestra vida. Sin embargo, hay algunos rasgos físicos que siempre nos diferenciarán y la biometría es la clave para entenderlos.
La huella dactilar es el ejemplo más conocido: una parte de nuestro cuerpo absolutamente única e irrepetible. Pero ¿sabías que no es la única parte de tu cuerpo sin igual? Otras características irrepetibles de tu cuerpo incluyen el iris, el rostro, la voz, las venas o la geometría de los dedos. El objetivo de la biometría es comprender estas características únicas, analizarlas y permitir su reconocimiento para diferentes usos.
Los bancos y Gobiernos ya usan el reconocimiento de tu huella digital para identificarte. Y, de hecho, este es el principal objetivo de la biometría: poder identificar a una persona. El después es variable: acceder a servicios, garantizar la seguridad de activos, controlar el acceso, perseguir a criminales y más. ¿Suena familiar pero futurista?
Sí, aunque la biometría existe, lo cierto es que está en un proceso de crecimiento para abarcar nuevos ámbitos de nuestra vida. El objetivo final es que nuestros rasgos o comportamientos se conviertan en nuestra llave para todo. ¿Quieres saber en qué consiste la biometría y sus avances? En Futuro Eléctrico te lo explicamos.
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¿Qué es biometría?
El término biometría deriva de las palabras griegas bio, que significa ‘vida’, y metro, que significa ‘medir’. La definición de biometría indica que es un método de reconocimiento de personas basado en una característica física e intransferible ellas. Estas pueden dividirse entre características fisiológicas o de comportamiento.
Las tecnologías más frecuentes de reconocimiento biométrico son: huella dactilar, reconocimiento facial, geometría de manos, reconocimiento de voz y de iris, los datos biométricos de la firma, entre otras. Por eso desbloquear tu teléfono, retirar dinero, sacar la visa, votar en las elecciones, entrar al gimnasio o viajar son algunas de las actividades que hoy podemos hacer con la tecnología biométrica.
El uso de la biometría en sistemas de identificación resulta importante por dos razones: seguridad y comodidad. En realidad, es el mismo sistema que usa nuestro cerebro para distinguir una persona de otra. Se fija en quién es la persona, independientemente de sus identificaciones, ropa o características físicas alterables. Es por eso que se remite a características humanas inalterables.
El principal uso de la biometría corporal es la autenticación del usuario. Es decir, confirmar que una persona dice ser quien es. De esta forma, se puede agregar seguridad en cualquier proceso o para dar acceso a determinada información o servicio. Una de las ventajas principales de este sistema es que los usuarios no necesitan recordar contraseñas o llevar tokens adicionales. Además, impide que se compartan las credenciales de identificación.
Su funcionamiento es muy simple. Los componentes de los dispositivos biométricos son tres: 1) un lector o dispositivo de escaneo para registrar el factor biométrico; 2) un software que convierta los datos escaneados en un formato digital estandarizado y compare los datos con los almacenados; 3) una base de datos que almacene de forma segura la información biométrica.
Breve historia de la biometría
La biometría ha avanzado mucho en los últimos años. Citibank está usando el reconocimiento de voz para probar la identidad de sus usuarios. Halifax, por su parte, está probando dispositivos que monitorean latidos cardíacos. Como si fuera poco, Ford se plantea colocar sensores biométricos en sus automóviles. ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?
La historia de la biometría es más larga de lo que muchos piensan. En el antiguo Egipto, se medían a las personas para identificarlas. Y ya en la antigua China, en el siglo XIV, se comenzó a identificar a las personas con la huella dactilar, una estrategia que solo se usó en las culturas occidentales a finales del siglo XIX. Según relató el explorador Joao de Barros, los comerciantes chinos solían estampar las palmas de las manos de los niños en papel con tinta para distinguirlos.
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Biometría en Occidente
En 1883 esta técnica comenzó a ganar importancia en Occidente. Ese año, Alphonse Bertillon, jefe del departamento fotográfico de la Policía de París, desarrolló el sistema antropométrico. Medían de forma precisa ciertas longitudes y anchuras de la cabeza y del cuerpo, y registraron marcas individuales como tatuajes y cicatrices. Todo ello para identificar criminales. Cuando implementó este sistema, convirtió a la biométrica en campo de estudio.
Uno de los pioneros en el estudio de las huellas dactilares fue Henry Flauds. Antes de él, Marcello Malpighi, en 1686, había hablado sobre las diferencias entre las crestas, espirales y lazos de las huellas digitales. Y en 1823, Jan Evangelist clasificó las huellas dactilares en nueve tipos.
Sin embargo, en 1880, Henry Flauds publicó en la revista Nature una aproximación científica al uso de las huellas digitales como identificador biométrico. En ese momento trabajaba en el Hospital Tsukiji de Tokio y tras acercarse a una excavación arqueológica encontró antiguas cerámicas. En ellas identificó impresiones de las huellas dactilares de las personas que las crearon. Tras esto, propuso un método para clasificarlas, señaló la inmutabilidad de las mismas y destacó su valor para la identificación de individuos. Flauds fue el primero en señalar el valor de reconocer las huellas latentes (rastros) en escenas de crímenes.
En 1891, Jan Vucetich creó el primer método de clasificación de ficheros de huellas dactilares con las huellas de 23 criminales. Vucetich usó inicialmente 101 rasgos de las huellas para clasificarlas en cuatro grupos. Luego, simplificó el método al basarlo en cuatro rasgos: arcos, presillas internas, presillas externas y verticilos. Así, en Argentina se logró, por primera vez en el mundo, el registro dactiloscópico de las personas. Vucetich también fue el primero en esclarecer un crimen identificando a su autor por medio de las huellas dactilares.
Siglo XX
En 1907, la Academia de Ciencias de París informó que el método de identificación de personas desarrollado por Vucetich era el más exacto conocido en ese momento. Casi un siglo después, la identificación de huellas dactilares se basa en los cuatro rasgos elegidos por Vucetich.
Cabe destacar que, en 1892, Francis Galton publicó en su libro Fingerprints que las huellas dactilares eran únicas y no cambiaban durante la vida de una persona. En ese momento, enunció las tres leyes fundamentales de la dactiloscopia: perennidad, inmutabilidad y diversidad infinita.
En el siglo XX no solo comenzó a usarse la huella digital como método de identificación, también crecieron los métodos de biometría y sus aplicaciones. En 1936 se propuso usar patrones de iris como método de identificación, una idea que se popularizó en 1980 en las películas de James Bond, aunque no tenía aplicaciones reales. Para 1985, los doctores Leonard Flom y Aran Safir crearon algoritmos para el reconocimiento de iris.
Paralelamente, en 1960, con el surgimiento de la computación, comienza a surgir la automatización del reconocimiento de huellas dactilares. En 1969 el FBI desarrolló un sistema para automatizar estos procesos; y en 1975, fundó el desarrollo de escáneres de huella dactilar. Con ello, se dieron los primeros pasos para un lector prototipo.
En 1970, además, una firma de corredores de Wall Street desarrolló el sistema Identimat, que medía la forma de la mano y la longitud de los dedos como parte de un reloj.
A partir de esta fecha, los sistemas han ido digitalizándose, perfeccionándose y avanzando para ser más rápidos, exactos y eficientes, para lograr los sistemas que vemos hoy.
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Tipos de biometría
El uso de la biometría en cada vez más espacios no es solo un capricho. Lo cierto es que los controles de acceso han evolucionado, y nuestros datos hoy son mucho más vulnerables. Lo que antes era una contraseña segura, hoy no lo es. Por lo tanto, la nueva privacidad requiere de nuevos niveles de seguridad.
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Por ello, nuestro cuerpo gana importancia como un identificador único. Nuestra biometría corporal puede constituir los identificadores perfectos para garantizar la seguridad de nuestra información. ¿Y cuáles son estos datos? La biometría se divide en dos tipos principales.
Indicadores fisiológicos
Por un lado, están los indicadores fisiológicos. Estos toman como referencia rasgos característicos de nuestro cuerpo. Luego, los procesan y los convierten en indicadores. Entre ellos encontramos:
- Reconocimiento facial.
- Huellas dactilares.
- Palma de la mano.
- Geometría de los dedos (tamaño y posición).
- Reconocimiento del iris.
- Reconocimiento de las venas.
- Escaneo de la retina.
- Reconocimiento de la voz.
- Cotejo del ADN (saliva, uñas, cabello, sangre).
Biometría de comportamiento o conductual
Por otro lado, encontramos la biometría de comportamiento o conductual. Es decir, evalúa aspectos derivados de una acción concreta, como escribir o caminar. Entre ellos destacan:
- Patrones de escritura.
- La forma de caminar.
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Ventajas y desventajas de la biometría
Ventajas de la biometría
- Es difícil de falsificar o robar: Por lo tanto, es muy segura, fiable y resistente al fraude. Hay una oportunidad entre 64 billones que tu huella digital coincida con la de otra persona. Tampoco se puede replicar las formas de cara o el iris.
- Fácil y cómoda de usar: No requiere que cargues con tokens adicionales ni recuerdes distintas contraseñas. Tampoco existe la posibilidad de que olvides tus datos biométricos, como ocurre con las contraseñas.
- Dura toda la vida del usuario.
- Es intransferible: Requiere que el usuario esté presente al momento de la autorización. No se pueden compartir las biometrías.
- Es rápida y práctica: Además de facilitar los procesos de autentificación, también los agiliza. En vez de anotar una contraseña, colocas tu dedo sobre un escáner; en pocos segundos ya desbloqueaste el acceso.
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Desventajas de la biometría
- Altos costos: Las nuevas tecnologías suelen tener esta desventaja en común. Todas estas tecnologías requieren una alta inversión inicial, dados los costos de su implementación. En 2018, en una encuesta hecha por Spiceworks, el 67 % de los profesionales indicó que los costos son «la razón principal por la que no adoptan la autenticación biométrica».
- Existe cierta imprecisión: Aunque los sistemas en general son muy precisos, pueden verse afectados por diferentes variables. Por ejemplo, si tienes los dedos húmedos, es probable que no identifique tu huella digital. Si bajaste súbitamente de peso, la identificación facial puede verse afectada. Si estás agripado, puedes confundir al identificador de voz.
- Violación de datos: Como ya hemos mencionado, los datos son uno de los activos más valiosos de la actualidad. Los gobiernos que recogen datos están en constante amenaza. Por ello, las organizaciones deben tratar los datos biométricos con seguridad y precaución y estar un paso delante de los intentos de fraude.
- Problemas de seguridad: Es una de las preocupaciones más importantes. Se corre el riesgo de dejar un registro digital que puede ser aprovechado por organizaciones o gobiernos. Estos últimos han usado un software de reconocimiento facial para identificar personas. Es decir, se puede usar para monitorizar personas con o sin su consentimiento.
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Usos de la biometría
Huella dactilar
- Identificación de personas, es decir, verificación de identidad para ciertos procedimientos, identificación de crímenes o de víctimas.
- Control de acceso físico a gimnasios, empresas, recintos y otros.
- Autenticación segura para desbloqueo de celulares; acceso al PC, a correos electrónicos o la red informática de la oficina; seguridad en la banca.
- Control y gestión de equipos conectados en red para centros deportivos, centros de ocio y hoteles.
- Registro de empleados para controlar su entrada y salida.
- Medio de pago para garantizar la identidad del comprador y la seguridad de las transacciones.
Reconocimiento facial
- Desbloqueo de dispositivos tecnológicos, como computadores, celulares o, incluso, autos.
- Control de acceso en entornos de alta sensibilidad como hospitales, clínicas y centros tecnológicos.
- Identificación de personas con problemas de identificación mediante huella digital.
- Identificación en aeropuertos y puntos migratorios para agilizar trámites y garantizar seguridad.
- Formas de pago, por ejemplo, en los restaurantes KFC de China, BBVA instaló una tecnología que permite pagar con una sonrisa.
- Búsqueda de desaparecidos, por ejemplo, en India, se usa un sistema de reconocimiento facial para encontrar niños desaparecidos.
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Huella vascular
- Autenticación de acceso segura al computador y otros espacios digitales, como el correo o red informática de oficinas.
- Comercio electrónico.
- Seguridad en el banco e instituciones financieras.
Importancia de la biometría en la era digital
La incorporación de las huellas digitales como método de identificación fue absolutamente transformador en el mundo, pues proveyó seguridad, autentificación, facilidades de investigación, entre otros. ¿Qué pasará cuando más y más elementos se agreguen?
Más tranquilidad
En primer lugar, las tecnologías biométricas pueden hacer más práctico el mundo. Son un recurso seguro y fiable para mantener nuestra identidad digital. Al ser imposible duplicar nuestras huellas o iris, nuestros datos —uno de nuestros principales activos hoy en día— reciben una protección especial; sobre todo, si se tiene en cuenta que los delitos de falsedad documental han crecido.
Según el Instituto Nacional de Estadística de España, estos delitos crecieron en un 27 % entre 2016 y 2018. Además, el segundo tipo de fraude más frecuente en Europa es el robo de identidad. ¿Cuál podría ser la solución a esto? Una firma biométrica.
De acuerdo con una investigación de la BBC, para 2020 se estimó que el mercado global de las tecnologías biométricas alcanzaría los USD 41 500 millones. Las huellas digitales alcanzarían los USD 24 400 millones y el reconocimiento facial, de venas y de voz, incrementaría hasta USD 11 900 millones. Se planteó, además, una expansión de la autenticación biométrica en el sector financiero y en temas gubernamentales.
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Más agilidad
Además, ayudan a agilizar procesos. En vez de recordar contraseñas, acumular tarjetas de entrada, usar diferentes tokens, solo tienes que usar tu cuerpo. No necesitas buscar tu tarjeta de crédito, pasarla por un lector y anotar la contraseña, en cambio, pones tu dedo en un escáner. Esos segundos que te ahorraste podrían ser muy útiles en algún momento y te ahorras un problema si ese día se queda tu cartera en casa.
Lo mismo pasa con tu celular. En vez de abrir una aplicación, acceder al motor de búsqueda y escribir tu pregunta, dices «Ok, Google» y le preguntas. Otro ejemplo se ve en los sistemas de control migratorio, donde usan reconocimiento facial para identificar a personas en listas negras. En otras palabras, la biometría facilita y agiliza procesos en un mundo que busca cada vez más velocidad.
Aporta seguridad
Retomando el último ejemplo, la biometría juega un papel muy importante en los procesos de seguridad. Los Gobiernos la usan para disminuir la suplantación de identidad y buscar a delincuentes.
También es aprovechado por las entidades bancarias. En Colombia, según la Registraduría Nacional del Estado Civil, las entidades bancarias han realizado más de 25 millones de consultas contra la base de datos biométrica desde 2016. De esta forma, se busca disminuir los casos de suplantación, lavado de dinero, financiamiento de terrorismo y simplificar el acceso de los productos bancarios.
Problemas de privacidad y seguridad en la biometría
A pesar de lo interesante y segura de la tecnología, hay cuestiones que todavía es importante considerar. La biometría y factores biométricos corporales dependen de la singularidad del factor considerado. Por ejemplo, las huellas digitales se suelen considerar como muy exclusivas e inmutables, por ello, fue el primer factor de autenticación ampliamente utilizado.
Sin embargo, con otros factores como la retina, reconocimiento de iris o escaneo de voz no es así. Existe menos confianza en la unicidad de los indicadores. Asimismo, se agrega otra variable: la estabilidad. Mientras las huellas digitales permanecen inmutables, no es lo mismo con tu rostro. Con la edad o enfermedades, la apariencia facial puede cambiar drásticamente.
Susceptibles a hackeos
Además, estos factores no están exentos de hackeos. En 2002 se hackeó por primera vez el reconocimiento biométrico de huellas digitales. En ese momento, investigadores japoneses usaron un dulce a base de gelatina para demostrar que se podía levantar una huella latente de una superficie brillante.
Años después, en una conferencia de ciberseguridad en Black Hat se volvió a demostrar su vulnerabilidad. Los participantes demostraron que se puede clonar una huella digital en casi 40 minutos con solo USD 1. Para ello, se necesita una impresión de huella dactilar en plástico de modelado o en cera de vela.
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Lo mismo ocurre con el reconocimiento facial. Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill lograron vulnerar la seguridad de cuatro de cinco sistemas de seguridad. Para ello descargaron fotos de 20 voluntarios de redes sociales para construir modelos 3D de sus rostros.
Asimismo, cuando Apple lanzó el iPhone X, investigadores tardaron solo dos semanas en burlar el Face ID. Para ello, utilizaron una máscara empresa en 3D. El sistema de Touch ID de Apple también demostró ser vulnerable. Este fue hackeado en solo dos días, al recrear una huella del pulgar a partir de una imagen de alta resolución.
El mayor problema
La vulnerabilidad de los sistemas no es solo el problema. De hecho, con los avances tecnológicos puede que los logren solucionar eventualmente. Sin embargo, existe un problema más grande.
Los atributos físicos aprovechados por la biometría son inmutables y no pueden modificarse. En cambio, otros tipos de protección pueden sustituirse si se violan. ¿Qué pasa cuando tus datos personales biométricos se ven comprometidos? ¿Cómo garantizas tu seguridad si logran hackearlos? En ese caso, no tienes más opción que dejar de usarlos, para siempre.
Ejemplos de la biometría
Teléfonos inteligentes
Es, probablemente, una de las aplicaciones de la biometría más conocidas y extendidas actualmente. El primer teléfono móvil con reconocimiento de huellas dactilares se creó en 2007. Hoy, gran parte de los smartphones cuentan con esta tecnología. Además, hay muchos que se pueden desbloquear con reconocimiento facial.
Por ejemplo, el iPhone X de Apple tiene una tecnología de reconocimiento facial que proyecta 30 000 puntos infrarrojos en el rostro para realizar una autenticación. También podemos ver la biometría en programas como Google o Siri, que tienen la capacidad de reconocer tu voz.
Reconocimiento facial
En algunas ciudades de China, esta tecnología de biometría ya es común. Los ciudadanos las usan para realizar compras de rutina. Además, Moscú, Chicago y Nueva York están vinculando sus cámaras de circuito cerrado a bases de datos de reconocimiento facial. De esta forma, se busca reducir la delincuencia.
En 2018, Dubái planteó introducir el reconocimiento facial en su aeropuerto. Esto ya ocurre en los aeropuertos de Helsinki, Ámsterdam, Minneapolis- Saint Paul y Tampa.
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Aplicaciones legales
Los sistemas biométricos también pueden usarse en sistemas de identificación de delincuentes. Por ejemplo, el Departamento de Seguridad de Estados Unidos, lo utiliza en las patrullas fronterizas para los procesos de detección e investigación; especialmente, en los sistemas para pasaportes electrónicos.
Palabras finales
Tras conocer las características y potencial de la biometría, y también sus riesgos y desventajas, cuéntanos tu opinión. ¿Crees que es la tecnología ideal para implementarse a gran escala? ¿En un futuro solo requeriremos de nuestro cuerpo para acceder a todo tipo de servicios y espacios? ¿Podremos solucionar, eventualmente, sus riesgos? Déjanos tus comentarios.
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