Desde hace muchos siglos los humanos se cuestionan cómo vencer a la muerte. Esta quimera ha despertado múltiples teorías y ha impulsado muchos descubrimientos y avances científicos. Y es esta la apuesta del transhumanismo; un movimiento que envuelve diversos temas como vencer las enfermedades, preservar el cuerpo y mejorarlo, conservar el cerebro y la identidad, y mucho más.
El transhumanismo es capaz de despertar tenaces partidarios y críticos empedernidos. Sin embargo, también es mucho el desconocimiento de los verdaderos objetivos y fundamentos de esta corriente. En este artículo, te contamos en qué consiste el transhumanismo, cuáles son sus fundamentos y algunas críticas hacia él, entre otros aspectos.
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¿Qué es el transhumanismo?
Olvidar la fragilidad del cuerpo humano, junto con sus enfermedades y su eventual decrepitud, ese es el objetivo de los transhumanistas, quienes consideran que esto no es solo un deseo, sino el futuro inevitable de los humanos. Los transhumanistas están convencidos de que el hombre no es perfecto tal como es; sino que es posible mejorarlo.
Bajo esta filosofía se busca un humano que pueda detener el envejecimiento, mejorar sus capacidades físicas e intelectuales o eliminar los aspectos negativos como las enfermedades desde el nacimiento.
Según la Asociación Mundial Transhumanista, el transhumanismo es un acercamiento interdisciplinario para comprender las posibilidades de superar las limitaciones biológicas a través de un proceso tecnológico. El transhumanismo propone superar los límites naturales de la humanidad con el objetivo de separar la mente del cuerpo. Esto implica pasar a una concepción mejorativa de la medicina: no se debe curar el cuerpo, sino mejorarlo. Y para mejorarlo se habla desde la eugenesia hasta la inmortalidad.
¿Una cuestión de supervivencia?
Para el médico francés Laurent Alexandre el transhumanismo sí es casi una cuestión de supervivencia:
Al debilitarse la selección natural, el deterioro de nuestro genoma afectará particularmente nuestro sistema nervioso central y nuestro cableado neuronal. Por esta razón, la tecnomedicina que se anuncia ya no es una opción, sino una auténtica necesidad.
Las ideas recurrentes en el ámbito del transhumanismo son mejoramiento, potenciación y superación de las condiciones humanas, las cuales son percibidas como límites. Por ello, se plantea la eugenesia embrionaria y prenatal, la biotecnología para el cerebro y la migración de un cuerpo biológico a un sustrato digital. También se plantea la existencia de cyborgs o la crioconservación para la reanimación futura. Asimismo, se habla de la inevitabilidad de la «singularidad tecnológica».
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Singularidad tecnológica
Raymond Kurzweil es uno de los mayores defensores del concepto de singularidad. De hecho, lanzó un libro titulado La singularidad está cerca, donde asegura que muy pronto alcanzaremos este momento.
¿Qué es la singularidad? Es el momento en el cual el cambio tecnológico tendrá una repercusión tan profunda en la vida humana que la transformará irreversiblemente.
Esta singularidad tendrá lugar por tres tecnologías: la genética, la nanotecnología y la robótica. Kurzweil afirma que el desarrollo de estas tecnologías liberará a los humanos de sus cadenas biológicas. Así, la inteligencia se consagrará como el fenómeno más importante del universo. Sus estimaciones ponen la fecha para la singularidad tecnológica para el 2045.
La singularidad constituirá la culminación de la fusión entre nuestra existencia y pensamiento biológico con nuestra tecnología. Después de esto, en la postsingularidad, no habrá distinción entre humano y máquina o entre realidad física y virtual. Esto implica que pasaríamos a formar parte de una civilización humano-máquina y la gran parte de la inteligencia será no biológica. Significa que sería billones de veces más potente que la humana.
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Historia del transhumanismo
Muchos de sus exponentes encuentran las raíces del transhumanismo en el pensamiento clásico pero también en el moderno. Sobre todo en el deseo constante de que el hombre adquiera nuevas capacidades con la ayuda de la ciencia. En la Revolución Científica, sus pilares se fortalecieron por la confianza desmesurada en la ciencia y la concepción material del hombre.
«El transhumanismo hunde sus raíces en el humanismo racionalista», aseguró Nick Bostrom en su Historia del pensamiento transhumanista. Obras de pensadores como René Descartes, Julien Offray de La Mettrie e Immanuel Kant presentan el deseo de trascendencia al que aspiran los transhumanistas. Asimismo se incluye la obra de Francis Bacon quien tematizó la superación de los límites naturales del hombre a través de la ciencia.
Además, se encuentran antecedentes inmediatos al actual transhumanismo en científicos que intuyeron en el progreso científico y tecnológico nuevos horizontes para la humanidad. Entre ellos destacan el bioquímico J.B. S. Haldane, Marvin Minsky y Alan Turing.
El transhumanismo moderno
Frente a las raíces teóricas, los exponentes le atribuyen a Julian Huxley la paternidad del término «transhumanismo». Huxley aseguró:
La especie humana puede, si lo desea, trascenderse —no solo esporádicamente, un individuo aquí de una manera, otro allí de otra forma— sino en su totalidad, como humanidad. Necesitamos un nombre para esta nueva creencia. Quizás transhumanismo pueda servir: el hombre sigue siendo hombre pero transcendiéndose, a través de la realización de las nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana.
De esta forma, Huxley mantiene el concepto que Dante había usado antes; pero convirtiendo su significado en una tarea del hombre: conseguir con la ciencia una humanidad superior. De esta forma, se aleja de la religiosidad de Dante y lo lleva a una obra humana.
Otro de los precursores fue Fereidoum M. Esfandiary, quien luego se rebautizó a FM-2030 en referencia al año en que esperaba morir. Él usó el término transhumano en sus clases de «Nuevas concepciones de lo humano» en The New School for Social Research de Nueva York. Luego, Robet Ettinger contribuiría a la popularización del término en su libro Man into Superman y el libro The prospect of immortality. Este último, publicado en 1962, lanzó la idea de la suspensión criogénica.
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Max More y Tom Morrow son otros de los grandes exponentes del transhumanismo. Ellos fundaron Extropy, un movimiento que abogaba por el optimismo tecnológico y la expansión ilimitada de las capacidades humanas. En los años 70 y 80 surgieron numerosos grupos con ideas futuristas y transhumanistas.
Además, Nick Bostrom y David Pierce fundaron en 1998 la Asociación Mundial Transhumanista, cuyo nombre actual es Humanity+. Esta fundación se creó para proporcionar una base organizacional general y darle una fisonomía académica más rigurosa. Esta formuló los valores transhumanistas y logró la adhesión de muchos grupos dispersos.
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Fundamentos del transhumanismo
El movimiento ha reunido los principios fundamentales de su teoría en la Declaración Transhumanista. A continuación presentamos los principios, tal y como están expuestos en el sitio web de Humanity+.
Principio 1
En el futuro, la humanidad cambiará de forma radical por causa de la tecnología. Prevemos la posibilidad de proyectar la condición humana de modo que se evite el proceso de envejecimiento, se superen las limitaciones del entendimiento, el sufrimiento involuntario y nuestro confinamiento en el planeta Tierra.
Principio 2
Creemos que el potencial de la humanidad todavía no se ha alcanzado. Hay posibles escenarios que conducen a condiciones humanas maravillosas y extremadamente valiosas.
Principio 3
Reconocemos que la humanidad enfrenta serios riesgos, especialmente por el mal uso de las nuevas tecnologías. Hay posibles escenarios que conducen a la pérdida de gran parte de lo que consideramos valioso. Aunque todo progreso es cambio, no todo cambio es progreso.
Principio 4
Es necesario invertir esfuerzos en investigación para comprender estas perspectivas. Necesitamos deliberar cuidadosamente sobre la mejor manera de reducir los riesgos y acelerar sus aplicaciones beneficiosas. También necesitamos foros donde se pueda discutir constructivamente los pasos a seguir y un orden social donde se puedan implementar decisiones responsables.
Principio 5
Se deben poner como prioridad la reducción de los riesgos existenciales y el desarrollo de medios para la preservación de la vida y la salud, el alivio del sufrimiento grave y la mejora de la previsión y la sabiduría humana.
Principio 6
La formulación de políticas debe guiarse por una visión moral responsable e inclusiva, que tome en serio las oportunidades y los riesgos, respete la autonomía y los derechos individuales, y muestre solidaridad e inquietud por los intereses y la dignidad de todas las personas del mundo. También debemos considerar nuestras responsabilidades morales hacia las generaciones que existirán en el futuro.
Principio 7
Abogamos por el bienestar de toda la sensibilidad, incluidos los humanos, los animales no humanos y cualquier intelecto artificial futuro, formas de vida modificadas u otras inteligencias a las que pueda dar lugar el avance tecnológico y científico.
Principio 8
Estamos a favor de permitir que todos los individuos hagan sus propias decisiones personales sobre cómo realizar su vida. Esto incluye el uso de técnicas que pueden desarrollarse para ayudar a la memoria, la concentración y la energía mental; terapias de extensión de vida; tecnologías de elección reproductiva; procedimientos de criónica; y otras posibles tecnologías de mejora humana.
Principales figuras del transhumanismo
Julian Huxley
Nació en Inglaterra, el 26 de julio de 1894. Fue un renombrado biólogo, quien estuvo involucrado en la creación de la Unesco. Es hermano del escritor Aldoux Huxley, autor de Un Mundo Feliz. A Julian Huxley se le atribuye la creación del término «transhumanismo» en un breve ensayo de 1957. Fue defensor de las posibilidades que ofrece la técnica para permitir al ser humano con su proceso evolutivo.
Vernor Vinge
Nació en Estados Unidos en 1944. Fue un matemático y escritor estadounidense de ciencia ficción. En el transhumanismo es célebre por su idea de singularidad, explicado en el ensayo «The coming Technological Singularity: How to survive in the Post-Human Era».
Según Vinge, la creación de inteligencias artificiales de capacidades mayores a la humana, que producirían inteligencias aún mayores, conduciría a una «singularidad». Este sería un punto de inflexión en el crecimiento tecnológico exponencial con consecuencias inimaginables.
Raymond Kurzweil
Nació en Estados Unidos en 1948. Es investigador de desarrollo tecnológico de Google, inventor y científico. Kurzweil es uno de los principales impulsores del concepto de singularidad tecnológica, en su obra The Singularity is near. When humans trascend biology.
También es uno de los impulsores de Singularity University, organización que promueve el transhumanismo en todo el mundo. Este autor fija el año 2045 para la llegada de la singularidad. En esta fecha, el ser humano contará con las herramientas tecnológicas para mejorar su propia biología y superar sus limitaciones actuales.
Natasha Vita-More
Nacida en Estados Unidos en 1950. Es una futurista estadounidense descrita por The New York Times como «la primera filósofa mujer transhumanista». Escribió en 1982 el Manifiesto Transhumano que discute la posibilidad de extender la vida en el futuro. En 1997 crea Primo PostHuman, una obra de arte que muestra cómo se podría ver un humano en el futuro con mejores tecnológicas.
Kim Eric Drexler
Es un ingeniero de informática, nacido en 1955. Ha sido reconocido por sus estudios sobre los potenciales beneficios que ofrece la nanotecnología para la mejora del cuerpo humano. Su tesis doctoral «Nanosysrems: molecular machinery manufacturing and computation» es una obra de constante referencia para los estudiosos del transhumanismo.
David Pearce
Nació en Reino Unido en 1960. Pearce sostiene el «imperativo hedonista», que significa la obligación moral de trabajar para la abolición del sufrimiento de los seres vivos sensibles. En este documento, manifiesta:
Los estados de bienestar sublime están destinados a convertirse en la norma genéticamente programada de salud mental. Se predice que la última experiencia desagradable del mundo será un evento fechado con precisión.
James J Hughes
Es un autor estadounidense nacido en 1961. Es sociólogo y bioético y autor del libro Citizen Cyborg: por qué las sociedades democráticas deben responder a los humanos rediseñados del futuro. Asimismo, ha defendido que la necesidad moral que tiene la humanidad de dirigir sus esfuerzos científicos para liberarse del proceso de deterioro y dolor físico.
Aubrey de Grey
Es un gerentólogo y biomédico inglés, nacido en 1963. Es una de las caras más reconocidas del transhumanismo, y se ha dedicado a estudiar el envejecimiento del cuerpo y cómo combatirlo. Ha identificado siete tipos de daños que sufren las células contra los que se deben luchar, y las terapias para repararlos.
Max More
Es filósofo, politólogo y economista. Junto a Sandberg y Hughes es parte de la vanguardia de investigación transhumanista actual. Cofundó el Extropy Institute, una red de pensadores comprometidos con la creación de soluciones para problemas humanos duraderos. Asimismo, es creador de los principios de extropía. Su trabajo se basa en el desarrollo de la condición mental, física y tecnológica para evitar la muerte.
Nick Bostrom
Filósofo sueco, nacido en 1973. Es director de Future of Humanity Intitute de la Universidad de Oxford y fundador de la Asociación Transhumanista Mundial con David Pearce. Además, es autor de más de 200 ensayos en los que aborda los riesgos del transhumanismo, como la superinteligencia sin un fin ético o moral, y cómo hacerles frente.
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Críticas al transhumanismo
Muchas de las críticas al transhumanismo surgen de los postulados y premisas de tipo antropológico que se asumen como verdaderas.
Reducción materialista del hombre
En primer lugar, se destaca la cuestión del concepto del hombre, que se reduce solamente a la materia. Así, se prescinde de las teorías de algunos pensadores clásicos como Aristóteles, Tomás de Aquino o Kant. Los transhumanistas sostienen la filosofía de esse est percipi. Es decir, que el hombre es solo lo que tiene una capacidad de percibir, una realidad material. El hombre es materia que funciona como una máquina.
De esta forma, se niega que la naturaleza humana pueda dirigirse a un fin. Esto se suma a la concepción de que entre más perfecto sea el humano física y psíquicamente, más feliz será. Una equivalencia que no siempre es cierta; dado que la felicidad humana pertenece al ámbito de lo moral y se relaciona con la persona en su conjunto.
A este reduccionismo se une la percepción de que somos conexiones neuronales. Esta creencia indica que una vez se haya descifrado cómo funciona el cerebro, se habrá descubierto cómo funciona el hombre en su totalidad.
Muchos han asegurado que es una hipótesis que carece de demostración. Por ejemplo, R. Penrose ha afirmado que un ordenador es capaz solo de un razonamiento algorítmico, pero el cerebro humano está abierto a la improvisación y a lo caótico, lo que equivale a decir que es creativo.
Eliminación de la realidad personal
En la teoría transhumanista se reduce la realidad personal, porque la persona se reduce solo a la racionalidad. En la Edad Moderna, se pasó del ser a la consciencia. Esto implica que es persona solo quien esté en condición de razonar. Los transhumanistas lo llevan más allá y afirman que podrían ser personas las máquinas que sean inteligentes. Este reducionismo lleva a considerar a la persona solo como ente racional y desde una perspectiva de eficiencia.
Asimismo, se produce una incapacidad de entender la dignidad ontológica (la dignidad de lo que somos) del ser humano. Es decir, el valor que toda persona tiene y el respeto que merece por el hecho de ser. De esta forma, el concepto de dignidad humana queda expuesto a nuevos significados, como calidad de vida o autonomía, que no quedan bien definidos por cómo se reconocen y por quién.
Bioética
Desde el punto de vista bioético, son muchas las cuestiones e implicaciones que se despiertan. Por un lado, se habla de la eliminación eugenésica de seres humanos «imperfectos» y, por el otro, de la creación de embriones humanos más perfectos. También se habla del empleo de nanotecnologías con aplicaciones humanas, sin considerar sus consecuencias frente al control de su libertad o conciencia. Todo esto podría llevar a incrementar una perspectiva reduccionista del hombre, que olvide su dignidad ontológica.
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También es importante mencionar que al hablar de crear un «hombre perfecto», se debe pensar en qué pasará con todos los humanos «no perfectos». ¿Con qué principios serán todos iguales? ¿Cuál será el fundamento de la igualdad o desigualdad? ¿Esta mejora tiene un sentido moral o solo biológico? ¿Quién establecerá los límites?
En la voz de filósofos bioconservadores
Es importante mencionar también la voz de diferentes filósofos bioconservadores, que se oponen al proyecto transhumanista. Entre estos, se encuentran autores como Leon Kass, Frances Fukuyama, George Annas y Jürgen Habermas. Una de sus preocupaciones centrales es que el mejoramiento humano por las tecnologías podría llevar a deshumanizar y socavar la dignidad humana.
Entre ellas destaca el filósofo neoaristotélico Francis Fukuyama, quien asegura que la igualdad podría ser la primera víctima del transhumanismo:
Si comenzamos a transformarnos en algo superior, ¿qué derechos reclamarán estas criaturas mejoradas y qué derechos poseerán en comparación con los que quedan atrás? Si algunos avanzan, ¿alguien puede permitirse no seguir?
Por su parte, J Haberas, en su ensayo «La naturaleza humana», define como un fenómeno preocupante «la desaparición de la frontera entre la naturaleza de lo que somos y la dotación orgánica que nos damos». Para el filósofo, la eugenesia que buscaría la mejora de los nuevos seres humanos eliminaría la posibilidad de la autonomía moral del individuo; ya que esta estaría sometida a los intereses sociales, políticos o económicos.
Por su parte, George Annas sostiene:
La nueva especie, o el «posthumano», probablemente verá a los viejos humanos «normales» como inferiores, incluso salvajes, y los conducirá a la esclavitud o a la matanza. Los normales, por su parte, pueden ver a los posthumanos como una amenaza y, si pueden, se meterán en un ataque preventivo asesinando a los posthumanos antes de que ellos mismos sean asesinados o hechos esclavos.
Transhumanismo y posthumanismo
El objetivo final del transhumanismo es mejorar al ser humano para llegar a hacer posthumano. Esto implica que el transhumano sería un humano en fase de transición hacia el posthumano; sería un sujeto con mejores capacidades que un humano normal, pero que no ha alcanzado la realización completa.
Una de las diferencias principales entre ambos términos es que el transhumanismo se enfoca solo en la transformación del cuerpo humano y la trascendencia de los límites biológicos de la naturaleza humana. Por su parte, el posthumanismo tiene un significado más amplio, al abarcar un mundo natural ya modificado.
Bostrom señala también algunas de las diferencias entre el transhumanismo y el posthumanismo. El transhumano sería una persona en transformación, con algunas de sus capacidades físicas y psíquicas superiores. En cambio, el posthumano sería un ser con unas características distintas: una esperanza de vida superior a los 500 años; capacidades intelectuales dos veces superiores a las del hombre actual; y dominio de los impulsos de los sentidos, sin padecimiento psicológico.
Una de las ideas más difundidas del posthumano es la posibilidad de depositar o transferir una persona a avatares orgánicos o robóticos. Esto se realizaría por un proceso llamado Mind Uploading, la capacidad de transferir una conciencia a un ordenador.
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El transhumanismo en la práctica
La agenda del transhumanismo se apoya en importantes avances científicos: biotecnología, nanotecnología, tecnologías de la información y ciencias del conocimiento. Estas líneas de investigación han permitido generar materiales industriales de mayor resistencia, la creación de nanorrobots, tecnologías y proteínas para combatir enfermedades y otros mecanismos para potenciar las capacidades cognitivas.
A continuación, mencionamos algunas de las aplicaciones prácticas más conocidas del transhumanismo.
Eugenesia prenatal
La eugenesia prenatal implica la selección de seres humanos sin defectos desde antes de nacer. El movimiento sostiene que es válida la eliminación de los que presentan patologías. De hecho, dentro del transhumanismo se consagra como una obligación moral procrear mejores hijos. Esto implica que las parejas o padres deben emplear pruebas genéticas para seleccionar qué niño quieren tener.
Fermín González diferencia entre dos tipos de eugenesia. La eugenesia negativa consiste en eliminar los fetos que presentan patologías a través de un diagnóstico prenatal. En la eugenesia positiva se mejora el niño por medio de ingeniería genética. De esta forma, se posibilitará «la identificación de genes que expresen características deseables; por ejemplo, color de ojos, estatura, peso, inteligencia. Se trata de construir el mejor hijo posible».
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Nanotecnología molecular
Esta línea busca activar distintas capacidades del cuerpo humano, especialmente del cerebro, con la introducción de microchips. Se trata de un procedimiento similar a las microprótesis auditivas y ópticas.
La nanotecnología promete brindar la herramienta más poderosa, ya que permitiría incorporar nanomáquinas en el organismo para mejorarnos continuamente. Para los transhumanistas, esto tendría dos aplicaciones, la terapéutica y la que potencia el cuerpo humano y sus actividades.
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Uso de fármacos para la mejora física
Otro de los caminos que plantea es la incorporación de fármacos para mejorar a la especie. La idea es mejorar el rendimiento físico y el bienestar emocional. En este último aspecto, se habla de drogas que influyan en los mecanismos neuronales para disminuir el impacto de las experiencias negativas, o «píldoras de personalidad», que modificarían limitaciones como la timidez.
Lucha contra el envejecimiento
Otra importante línea de investigación es la prolongación de la esperanza de vida gracias a la detención del envejecimiento celular. A pesar de que la temporalidad es una característica intrínseca de la materia viva, los transhumanistas opinan que pueden superarla. Por ejemplo, a través de la crioconservación con la esperanza de poderlas devolver a la vida en el futuro.
Para el movimiento, existen dos principios básicos: el envejecimiento se da de manera gradual, siendo un proceso dinámico y secuencial y no es considerado como algo inevitable o irreversible.
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Transferencia de mentes
Recientemente, esta teoría ha ganado adeptos. Es una visión en la que el cerebro se puede reducir a la materia y sus conexiones neuronales. De esta forma, se podría escanear y reproducir en un ordenador. Algunos autores han pensado en la posibilidad de crear máquinas superinteligentes. En estas se debería producir una combinación entre una parte cibernética y otra parte orgánica.
Esto lleva a dos resultados. Por un lado, a los cyborgs, que hablan de implantes protésicos que permitan aprovechar lo mejor de dos mundos. Por el otro, la posibilidad de pasar la conciencia al ámbito digital, para ser transferidos a ordenadores, hologramas y otros.
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Palabras finales
El transhumanismo es un movimiento ambicioso que expresa una de las grandes aspiraciones del ser humano: trascender. Con unas miradas a favor y en contra muy marcadas, en la actualidad es difícil prever si sus postulados son realmente realizables. No obstante, sí es posible evidenciar que sus adeptos pueden ayudar a impulsar los desarrollos tecnológicos. Y algunos de estos desarrollos, más allá de lograr la inmortalidad, pueden mejorar la vida de muchas personas enfermas o con discapacidades.
¿Se podrá llegar a ese ser posthumano, el fin último del transhumanismo? Afirmarlo concluyentemente no es posible todavía. Falta ver cuáles son los verdaderos alcances y límites de la tecnología y cómo cambiará nuestra vida.