La dependencia de la tecnología nunca había sido tanta y aún esperamos un gran aumento de esta en los próximos años; cada día son más las herramientas y recursos que nos acompañan en nuestro día a día, automatizan los procesos y facilitan nuestra vida. Sin embargo, de dicha dependencia no solo surgen beneficios, sino que se abre la puerta a riesgos tan o más importantes, los cuales suponen prejuicios para la seguridad, la privacidad e, incluso, la libertad. Desde la perspectiva de ciberseguridad, la posibilidad de hackeos y robo de la información es una problemática latente y tan relevante que hoy surge la pregunta: ¿se puede hackear a los humanos? En este artículo de Futuro Eléctrico te contaremos todo al respecto, así que… ¡no te lo pierdas!

Tabla de contenidos

¿Qué es hackear?

La posibilidad de hackear a los humanos supone un tremendo avance desde la perspectiva tecnológica y el desarrollo de herramientas cada vez más eficientes, así sea para fines dañinos. Pero para llegar a ello y a entender las implicaciones del hackeo al humano se debe partir de las bases del concepto, de tener claro qué es hackear.

Desde el punto de vista tecnológico, el hackeo es entendido como el conjunto de todas aquellas actividades intrusivas que explotan un sistema informático o una red privada sin autorización, comprometiendo diferentes clases de dispositivos digitales. El hackeo, entonces, es una actividad ─generalmente maliciosa─ que extiende el malware en un ataque fortuito sin interacción del usuario, lo que lo hace un concepto técnico por naturaleza. Sin embargo, también cuenta con estrategias que usan la psicología para que el usuario abra un archivo malicioso o comparta su información: esta es la llamada ingeniería social.

Las personas que realizan esta actividad son conocidas como hackers, individuos que aprovechan sus habilidades y conocimientos para modificar un software o hardware. Estos se clasifican en hackers de sombrero negro (ocultos, que quebrantan los sistemas informáticos), éticos o de sombrero blanco (hackean sistemas para identificar vulnerabilidades, contratados por empresas) y hackers de sombrero gris (no realizan exclusivamente actividades delictivas).

Ya con esto en mente, podemos descubrir si es posible hackear a los humanos.

¿Es posible hackear a los humanos?

hackear a los humanos

Para muchos expertos, la era en la que hackear a los humanos es posible ha llegado. Ya muy aleja de la ciencia ficción, la industria tecnológica se ha apoyado en diversas herramientas y disciplinas para que la misma tecnología sea cada vez más cercana al ser humano e, incluso, se integre con él. Sin embargo, el rápido y sorprendente avance en este campo ha evitado que las regulaciones sean verdaderamente eficientes, desencadenando problemáticas como la mencionada anteriormente.

Hoy en día, la información con la que se alimenta la tecnología no solo proviene del mismo internet ni de datos recabados desde hace años; por el contrario, los nuevos dispositivos y procesos permiten recabar información sobre nuestro cuerpo, el funcionamiento de nuestros genes y nuestras actitudes y emociones diarias, con el fin de establecer características y comportamientos que ayuden a predecir la solución a posibles necesidades.

Los chips que se insertan en el cerebro, los dispositivos wearables o los asistentes por voz son ejemplo de ellos. Sin embargo, esto supone una libertad cada vez mayor para que personas inescrupulosas utilicen dicha información en contra del usuario o de las empresas, no solo dándole un mal uso, sino poniendo en riesgo su integridad física o su privacidad. Esto se ha fortalecido con el cambio en las características de la interfaz cerebro-computadora, la manipulación genética y la manipulación de los datos personales. De todo ello te hablaremos en el siguiente apartado.

Interfaces cerebro-computadora

No hay duda de que uno de los grandes pasos hacia la posibilidad de hackear a los humanos es la construcción y desarrollo de las interfaces cerebro-computadora. Estos son sistemas que permiten la comunicación directa entre, como su nombre lo indica, el cerebro y un computador. Dichas interfaces permiten recibir la actividad eléctrica producida por las neuronas, procesarla y decodificarla para que los dispositivos realicen una acción necesaria.

Actualmente, estas interfaces se utilizan en campos como la medicina ─desde la rehabilitación motora, la comunicación asistida, la autorregulación de la actividad cerebral o la monitorización cerebral─, la educación y formación ─aprendizaje y capacitación en diferentes campos─, los juegos y entretenimiento ─experiencias más inmersivas─ y el control de dispositivos robóticos o elementos del medio.

Estas son soluciones biotecnológicas con ventajas relevantes, como la mejora en los procesos de comunicación, la mayor calidad de vida y salud o, incluso, el mejoramiento de actividades cognitivas, debido a que esta interfaz permite que el usuario acceda a información transmitida directamente desde su cerebro para realizar acciones más eficientes.

Sin embargo, los riesgos de este tipo de herramientas son también de alta relevancia. Entre ellos vale resaltar que no se puede asegurar 100% su rendimiento, que puede generar alteraciones en el bienestar subjetivo y aumentar los niveles de dependencia, pero, sobre todo, implica procesos que ponen en riesgo la mala utilización de los datos, propiciando el riesgo de hackeos o robos que conlleven a la violación de nuestra intimidad y que permitan que los algoritmos manipulen los mecanismos cerebrales de manera directa, tomando decisiones independientes.

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Manipulación genética y CRISPR

Otro de los factores fundamentales para saber si es posible hackear a los humanos es la manipulación genética y CRISPR. La modificación genética se entiende como un proceso a través del cual se detecta un fragmento de ADN, se extrae y se sustituye por otro. Una de las técnicas de la manipulación genética es CRISPR, la cual ofrece una capacidad innovadora de manipular las células utilizando guías y proteína Cas9 para dirigirse a zonas específicas del ADN y cortar; manipulando el genoma de esta manera se puede, entre otras cosas, corregir mutaciones genéticas, eliminar secuencias patógenas, insertar genes terapéuticos o activar y desactivar genes.

Ahora bien, aunque las consecuencias para la salud pueden resultar altamente beneficiosas, la verdad es que la manipulación genética está rodeada de una gran controversia. La posibilidad de cambiar los genes humanos es considerada, por muchos expertos, como una de las maneras para hackear a los humanos, ya que implica modificar un genoma humano que, sí o sí, cambiará algunas características humanas para próximas generaciones.

De esta manera, si los procesos de manipulación genética caen en manos equivocadas o son utilizados de manera irregular pueden transformar la naturaleza del individuo sin contar necesariamente con su consentimiento, es decir, tendrá consecuencias verdaderamente desastrosas. En términos generales, estudios han demostrado que la edición genética es, desde la perspectiva biológica, muy parecida al hackeo tecnológico de un software: se realiza una modificación buscando un objetivo específico.

Ciberseguridad y datos personales

De la mano con lo anterior, para nadie es un secreto que, sea en la forma que sea, cada día se roban miles de millones de registros de información personal a través del hackeo. Este es un negocio cada más potente y común y cuyos límites se han expandido mucho más allá de solo propiciar un ataque informático técnico, favoreciendo la aparición de estrategias de manipulación para que los mismos usuarios brinden su información personal. Dichas técnicas conforman a la ingeniería social.

Este concepto y práctica se considera una forma para hackear a los humanos porque aprovecha y explota las habilidades humanas, en vez de las de un sistema informático, de hecho, a veces es llamado ataque informático humano; ejemplo de ello son el pishing (mensajes digitales o de voz). A través de estas técnicas se obtienen datos como credenciales de inicio de sesión, número de cuenta o tarjetas de crédito, número de seguridad social, entre otros.

En la mayoría de las ocasiones, estos datos son utilizados para vender esta información a otros delincuentes, usurpar cuentas o extorsionar a los usuarios o empresas que manejan dicha información. También se utiliza esta información para potenciar campañas comerciales y formas de manipulación para que el usuario compre o acceda a un servicio en específico.

Implicaciones éticas y sociales de hackear a los humanos hackear a los humanos

Así como sucede con muchos de los procesos que hacen parte de las diferentes industrias, la posibilidad de hackear a los humanos supone importantes implicaciones éticas. Entre estas hay que mencionar que la opción de insertar dispositivos ─como los implantes cerebrales─ o modificar el genoma humano tiene perjuicios irreparables en la naturaleza humana y en la manera en la que nos relacionamos con el mundo que nos rodea.

Además, las interfaces cerebro-humano son, ante todas las cosas, construidas por los humanos y, por tanto, conservan el riesgo de errores y fallos que permitan que personas maliciosas violen la intimidad del individuo y manipulen de manera directa la forma en la que su cuerpo y cerebro funciona. Básicamente, esta posibilidad implicaría hackear nuestro sistema operativo y todos aquellos elementos que son fundamentales para la civilización, como el lenguaje y la cultura.

Con el ritmo al que vamos los escenarios futuros podrían estar marcados por una inteligencia artificial que se alimente de la información de nuestra humanidad para tomar decisiones, hacernos cambiar de opinión o transformar nuestras acciones; una inteligencia capaz de apropiarse de nuestro lenguaje y tradiciones para crear por sí misma y, eventualmente, superarnos. El hackear a los humanos sería, entonces, el primer paso a la pérdida de nuestra misma humanidad.

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A pesar de lo anterior, no todo está perdido. Tenemos la imperiosa necesidad de crear rigurosos controles de seguridad que garanticen la protección de nuestro cuerpo y los datos de nuestros dispositivos; además, debemos ralentizar el avance de estas tecnologías hasta tener todas las regulaciones y lineamientos de uso claros, así como la manera en la que se harán públicas. Todo de la mano con la capacitación constante de cada uno de los usuarios.

Palabras finales

El miedo a los alienígenas ha marcado nuestra historia, pero ¿qué pasa con el miedo por lo que somos capaces de hacer?, ¿qué pasa con el miedo por dejar que la tecnología se apodere de nuestra información biológica y la use para modificar nuestras acciones?, ¿qué pasa con la necesidad de buscar una regulación al uso de nuevas tecnologías? En Futuro Eléctrico queremos conocer tus respuestas, así que no dudes en escribirnos aquí abajito, en la sección de comentarios.

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